ELSO
Cuando
el nuevo en el turno de la noche se enteró que frente a esa caja la
única vía era resolverse con propinas, de tíos tacaños, se ideó
una manera de interesarlos en su trabajo...
Se
estremece leyendo el mensaje: “Esos brazos quieren ser tocados,
esos pectorales chupados, esas nalgas acariciadas y azotadas. Pides
ser enculado”. Joder, ¡que vaina con el cuñado!
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