miércoles, 20 de febrero de 2019

BAJO MANO EXPERTA

  Joder, un tipo tan grandote y viril debería estremecerse menos cuando un hombre lo toca, aún sobre las ropas, ¿verdad? No debería ponerse rojo como colegiala, ni su mirada brillar. Podía enviarle el mensaje equivocado a un carajo caliente con sangre en las venas siempre con ganas de usar la herramienta en apretados agujeros viriles… Aunque, tal vez, ese era el punto. Su problema de salud. Un carajote grandote que deseaba las caricias de un hombre, por un rato al menos, como para variar. Como tantos. Algo de ternura y amor, mientras chilla más roja de cara mordiendo la colchoneta de la mesa de examen, al tiempo que le hurga a fondo. Un médico como él conocía los signos y síntomas, su problema: Nunca había encontrado al macho que le hiciera la oferta. O la tomara como corresponde. Si, se notaba que tan sólo necesita una buena enculada... Aunque también expandir sus horizontes bombeándola bien. Sonríe, seguro que la esposa, esperándolo afuera, ni se imagina cuánto la ha ayudado a calmarle los nervios.

EL AFECTO DE PAPI

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