-¿Así
que te gusta lo que ves? Bien, si no puedes evitarlo creo que debo
comprenderte, pana. Vamos, toca si quieres... O trágalo si tanto te
apetece.
Mierda, si sigue fallando
algo tendrá que hacer para asegurar su cupo... Por suerte aún
conserva la diminuta tanga que llevaba cuando convenció la primera
vez al entrenador.
-Es
raro, amigo, pero no siento ganas de pararme, comer, ir al colegio o
llamar a mi chica. No me apetece nada... Tal vez sólo dejar que me
des otro de tus masajes que parecen pajas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario