-¡No
estoy mirando a ese tío porque ande desnudo! -le jadea el joven a
sus escandalizados padres.- Es que esa tela se ve tan hermosa que
provoca tocarla, ¿no?
Todos
decían que le gustaba lo obsceno, lo grosero, que decía y hacía
cosas indescriptibles bajo las duchas, y yo aquí, esperando,
deseando y temiendo una mirada suya.
No
se complicaba, no pensaba en ello, en lo que hacía o significaba,
tan sólo que por ese camino en esas solitarias y cálidas tardes
pasaban señores que gustan de dar mamadas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario