Siempre
repetía esa palabra que no entendía...
Mientras
chilla que no, adolorido y totalmente humillado, el chico no puede
creer que el hermano de su novia le trate de esa manera, desde hace
casi tres meses (la ama y no quiere dejarla), cuando este considera
que se ha portado mal. Le grita, le hala por un brazo, le echa de
panza en su regazo y le nalguea. Ahora se lo hace con el culo al
aire, el cual pronto deja de sentir el frío del viento al arderle
por las palmadas. Cuando este le gruñe que necesita seguir
estrictamente su formación, piensa que le habla de “portarse bien”
para con la novia... No puede imaginar que su aire de chico bueno,
limpio y bello ha excitado al otro, que se asegurará de que se
convierta en su futuro cuñado y sumiso esclavo.
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