jueves, 28 de febrero de 2019

VIHARSAROK, VAYA FINAL DE...

   Cómo cae uno...

   Mira que hay gente malintencionada en este mundo, que se divierte horrores, de manera perversa, siéndolo, y lo entiendo porque yo muchas veces soy así. Pero, como con las bromas pesadas, es molesto cuando se lo hacen a uno. Y eso me pasó la semana pasada. Una perrada, no una broma. Una amiga me recomendó una pelicula de tematica gay, que no es lo único que veo, ni siquiera es mi tema preferido, mucho drama; en lo tocante al cine prefiero muchas otras cosas, especialmente horror, desde zombies a asesinos con hachas que van haciendo zeviche de personas. Bien, Sonia, la amiga malintencionada de la que hablo, le cantó tantas loas a esta cinta, sobre lo hermosa y maravillosa que había sido, que me intrigó (es una “mostra”, ¿algo le pareció hermoso?), la busqué, descargué y la guardé en un pendrive para verla luego.

   Lo que ocurrió el martes, recién llegando de casa de la familia, allá en Guatire. Mis fines de semana se hacen cada vez más largos mientras menos tenemos que hacer en la oficina. Regresé ese martes por la tarde y esa noche, después de Hawaii 5-0, me puse a verla. Y si, la película era sencillamente hermosa, la verdad sea dicha.

   Viharsarok, con todo lo difícil que es de escribir y recordar el nombre, es una cinta húngara, según tengo entendido. Por cierto, pienso hablar mucho de ella, revelando detalles, ¿okay? Un joven futbolista de esa nación se encuentra en Alemania probando suerte, y aunque tiene talento le va mal en la cancha y en los vestuarios donde discute con un joven amigo a quien admira más de la cuenta, escondiendo un enamoramiento no correspondido. Dolido, anímicamente, al igual que en lo sentimental y profesional, se regresa a su tierra pero no con su familia, sino a una casa en un campo donde vive a solas, con un perro, en una propiedad que necesita muchos trabajos de reparación, donde piensa dedicarse a la apicultura. Allí conoce a un apuesto chico rudo y sencillo que intentó robarle, medio lesionándole y al que luego cuidó. Quien al saber que no llamará a la policía se ofrece, mediante salarios de jornadas, a ayudarle a reparar la casona. Y poco a poco algo cambia entre ellos. Nuestro héroe, mientras transcurren los días, le mira de manera intensa aunque disimula, especialmente frente a otros; pero algo pasa, que es sutil, excitante por el trasfondo de intensa tensión sexual. Uno espera que ocurra algo en cualquier momento, y espera verlo. Eso sumado a la ambientación y la fotografía la hacía buena. La trama y su presentación te atrapan de tal manera que uno no siente la tentación de adelantarla, a pesar de esperar aquello, sino que aguarda pacientemente a que ocurra. Tanto es así que, a pesar de la hora que comencé a verla, me quedé hasta el final, aunque me dijera que era mejor terminarla al otro día.

   Ayuda que los protagonistas sean guapos, claro, según esa óptica de las películas sobre cómo es la gente, especialmente los homosexuales cuando se conocen y enamoran. Todo muy típico. El futbolista era especialmente llamativo en expresividad. ¿Vieron la cinta policiaca El Ciudadano X, donde un detective ruso persigue a un asesino en serie?, este tiene una cara como de dolor de bolas, algo de atormentado que le hace llamativo; nuestro chico también, aunque es mucho más apuesto. Delgado, algo bajo de estatura, de cabello abundante y muy negro, que a veces le caía sobre los ojos, con rastrojos de barba y mirada intensa, como de perro que pide, o vela; se veía sencillamente adorable. Uno se pone de su parte fácilmente, y quiere que triunfe en sus propósitos. Que algo bueno le pase.

   Es más, una cara así, un sujeto tal, incluso con el poco velludo pecho, era lo que tenía en mente, hace años y sin haberle visto jamás, cuando escribía una “novela”, Luchas Internas, e intentaba describir, sin lograrlo nunca, a Eric Roche, el chico de mi película. Viendo a ese actor en ese papel casi le reconocí. Había un deje de pesar en él, de sentirse solo, abandonado de todos, aún de las oportunidades, de intenso aunque supiera que sus esfuerzos fracasarían, que lo hacía, repito, adorable. Bien, se interesa en ese chico sencillo de pueblo conservador, donde la gente va a misa y la opinión de los demás pesan bastante, especialmente sobre lo que es la hombría; el chico cuida a una madre de personalidad muy marcada y hasta tiene una novia, pero las cosas terminaron cocinándose entre ellos.

   Pasa, destapándose la caja de Pandora, en medio de otra escena típica de este género, cuando alegremente toman y toman, emborrachándose ambos. Ocurre en medio de una escena que tensaba por lo poco a poco que iba, por lo que podría haber pasado cuando nuestro héroe hace su jugada. Van en moto en medio de la nada y terminan en la grama, acostados, uno contra el otro en plena noche; borracho nuestro chico se medio vuelve, viéndole con los ojos cerrados, y comienza a tocarle el torso, bajando y bajando, desabrochándole el pantalón y metiéndole mano en medio de una escena increíblemente sensual para lo poco que exhiben. Especialmente la cara del otro, que jadea y se estremece. Despierto aunque no abre los ojos. Y ahí quedan. Al otro día nuestro chico abandona la zona para visitar a su familia, ¿escapando? La trama quedó un tanto confusa al respecto, excepto por la escena del encuentro con su papá, que le hace verse aún más patéticamente adorable, y las ganas que este tiene de que vuelva a Alemania y lo intente de nuevo en la cancha.

                                    
   Cuando vuelve, el chico de pueblo le evita, no quiere trabajar más para él. Y nuevamente se veía patéticamente bello trabajando solo, bregando con todo, hasta que el chico vuelve, sin hablar de lo ocurrido; pero pasa de otra vez, nuevamente se deja meter mano y la cosa se pone más íntima, porque ahora también él responde. La trama sigue así hasta que el otro se siente mal, contándole a su madre que ese hombre le metió mano, y que no le detuvo, que no sabe por qué no lo hizo, pero que no pudo. Ella no quiere que vuelva a verle, este lo hace y las cosas parecen ir ahí ahí hasta que regresa ese amigo de Alemania, el otro futbolista, y hay una escena de celos increible. Aunque toda esa parte de la historia fue extraña, el amigo quiere algo, confiesa que también sentía atracción, pero este parece haber cambiado. Fue ambiguamente poco clara la trama en este punto, ¿a quién quiere nuestro héroe, por cuál se decide? Pero de que este estaba celoso, lo estaba, aunque por otro lado es hostigado por su sexualidad, aún por los conocidos, ya que su madre ha contado más de la cuenta.


   Llega el final, después de una escena loca de un trio, el amigo se va, ellos se quedan en esa casa. Hay otra toma hermosa entre ambos, un final juntos, yo estaba emocionado, sintiéndome bien mientras todo iba acabando, disponiéndome a dormir bajo el influjo de ese amor, todo lindo, sensual y perfecto... cuando la película va y se jode. En minutos. Mejor dicho en segundos. Total y completamente. Fue un final de mierda, y me perdonarán la palabra, pero a veces, cuando se usa otra para señalar un punto, no se logra alcanzar el nivel que se desea transmitir. En lo personal me pareció una mierda, y maldije a Sonia, imaginandomela riéndose en este punto. Seguramente a otros, mirando la cinta, les parecerá una conclusión poéticamente realista dada la zona y las personas, o tristemente bella, o alguna otra cursilería de esas, pero yo lo odié. Y tarde como era, a punto de dormir, eso me arruinó completamente la velada, y el ánimo. Hasta ese momento estuve pensando en guardarla, mirarla otra vez, copiarla y mostrarsela a otra gente; pero con ese final de... de... ¡mierda!

   Joder, no, mesura; la película es realmente hermosa, intensa, romántica y sensual, uno la disfruta completamente (aunque habría sido un poquito mejor si los enamorados se hubieran mostrado un tanto más afectuosos con nuestro héroe, quien siempre esperaba por ellos, especialmente por el último); disfrútenla casi hasta la conclusión y evitense esos dos minutos finales. Llamando al otro día a Sonia la descargué mientras la bicha esa se reía. Comentandole que no entendía por qué se continuaba con esa temática para los finales de romances escondidos entre chicos, ella me preguntó si no noté que al principio decían que era una historia basada en un hecho real. ¡Peor todavía! Mi pobre triste y hermoso héroe, ¿acaso no había sufrido bastante ya? 

HOMBRES DE HIELO, UNA PELICULA DE SENTIMIENTOS…

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