Cómo cae uno...
Mira que hay gente
malintencionada en este mundo, que se divierte horrores, de manera
perversa, siéndolo, y lo entiendo porque yo muchas veces soy así.
Pero, como con las bromas pesadas, es molesto cuando se lo hacen a
uno. Y eso me pasó la semana pasada. Una perrada, no una broma. Una
amiga me recomendó una pelicula de tematica gay, que no es lo único
que veo, ni siquiera es mi tema preferido, mucho drama; en lo tocante
al cine prefiero muchas otras cosas, especialmente horror, desde
zombies a asesinos con hachas que van haciendo zeviche de personas.
Bien, Sonia, la amiga malintencionada de la que hablo, le cantó
tantas loas a esta cinta, sobre lo hermosa y maravillosa que había
sido, que me intrigó (es una “mostra”, ¿algo le pareció
hermoso?), la busqué, descargué y la guardé en un pendrive para
verla luego.
Lo que ocurrió el
martes, recién llegando de casa de la familia, allá en Guatire. Mis
fines de semana se hacen cada vez más largos mientras menos tenemos
que hacer en la oficina. Regresé ese martes por la tarde y esa
noche, después de Hawaii 5-0, me puse a verla. Y si, la película
era sencillamente hermosa, la verdad sea dicha.
Viharsarok, con
todo lo difícil que es de escribir y recordar el nombre, es una
cinta húngara, según tengo entendido. Por cierto, pienso hablar
mucho de ella, revelando detalles, ¿okay? Un joven futbolista de esa
nación se encuentra en Alemania probando suerte, y aunque tiene
talento le va mal en la cancha y en los vestuarios donde discute con
un joven amigo a quien admira más de la cuenta, escondiendo un
enamoramiento no correspondido. Dolido, anímicamente, al igual que
en lo sentimental y profesional, se regresa a su tierra pero no con
su familia, sino a una casa en un campo donde vive a solas, con un
perro, en una propiedad que necesita muchos trabajos de reparación,
donde piensa dedicarse a la apicultura. Allí conoce a un apuesto
chico rudo y sencillo que intentó robarle, medio lesionándole y al
que luego cuidó. Quien al saber que no llamará a la policía se
ofrece, mediante salarios de jornadas, a ayudarle a reparar la
casona. Y poco a poco algo cambia entre ellos. Nuestro héroe,
mientras transcurren los días, le mira de manera intensa aunque
disimula, especialmente frente a otros; pero algo pasa, que es sutil,
excitante por el trasfondo de intensa tensión sexual. Uno espera que
ocurra algo en cualquier momento, y espera verlo. Eso sumado a la
ambientación y la fotografía la hacía buena. La trama y su
presentación te atrapan de tal manera que uno no siente la tentación
de adelantarla, a pesar de esperar aquello, sino que aguarda
pacientemente a que ocurra. Tanto es así que, a pesar de la hora que
comencé a verla, me quedé hasta el final, aunque me dijera que era
mejor terminarla al otro día.
Ayuda que los
protagonistas sean guapos, claro, según esa óptica de las películas
sobre cómo es la gente, especialmente los homosexuales cuando se
conocen y enamoran. Todo muy típico. El futbolista era especialmente
llamativo en expresividad. ¿Vieron la cinta policiaca El Ciudadano
X, donde un detective ruso persigue a un asesino en serie?, este
tiene una cara como de dolor de bolas, algo de atormentado que le
hace llamativo; nuestro chico también, aunque es mucho más apuesto.
Delgado, algo bajo de estatura, de cabello abundante y muy negro, que
a veces le caía sobre los ojos, con rastrojos de barba y mirada
intensa, como de perro que pide, o vela; se veía sencillamente
adorable. Uno se pone de su parte fácilmente, y quiere que triunfe
en sus propósitos. Que algo bueno le pase.
Es más, una cara
así, un sujeto tal, incluso con el poco velludo pecho, era lo que
tenía en mente, hace años y sin haberle visto jamás, cuando
escribía una “novela”, Luchas Internas, e intentaba describir,
sin lograrlo nunca, a Eric Roche, el chico de mi película. Viendo a
ese actor en ese papel casi le reconocí. Había un deje de pesar en
él, de sentirse solo, abandonado de todos, aún de las
oportunidades, de intenso aunque supiera que sus esfuerzos
fracasarían, que lo hacía, repito, adorable. Bien, se interesa en
ese chico sencillo de pueblo conservador, donde la gente va a misa y
la opinión de los demás pesan bastante, especialmente sobre lo que
es la hombría; el chico cuida a una madre de personalidad muy
marcada y hasta tiene una novia, pero las cosas terminaron
cocinándose entre ellos.
Pasa, destapándose
la caja de Pandora, en medio de otra escena típica de este género,
cuando alegremente toman y toman, emborrachándose ambos. Ocurre en
medio de una escena que tensaba por lo poco a poco que iba, por lo
que podría haber pasado cuando nuestro héroe hace su jugada. Van en
moto en medio de la nada y terminan en la grama, acostados, uno
contra el otro en plena noche; borracho nuestro chico se medio
vuelve, viéndole con los ojos cerrados, y comienza a tocarle el
torso, bajando y bajando, desabrochándole el pantalón y metiéndole
mano en medio de una escena increíblemente sensual para lo poco que
exhiben. Especialmente la cara del otro, que jadea y se estremece.
Despierto aunque no abre los ojos. Y ahí quedan. Al otro día
nuestro chico abandona la zona para visitar a su familia, ¿escapando?
La trama quedó un tanto confusa al respecto, excepto por la escena
del encuentro con su papá, que le hace verse aún más patéticamente
adorable, y las ganas que este tiene de que vuelva a Alemania y lo
intente de nuevo en la cancha.
Cuando vuelve, el
chico de pueblo le evita, no quiere trabajar más para él. Y
nuevamente se veía patéticamente bello trabajando solo, bregando
con todo, hasta que el chico vuelve, sin hablar de lo ocurrido; pero
pasa de otra vez, nuevamente se deja meter mano y la cosa se pone más
íntima, porque ahora también él responde. La trama sigue así
hasta que el otro se siente mal, contándole a su madre que ese
hombre le metió mano, y que no le detuvo, que no sabe por qué no lo
hizo, pero que no pudo. Ella no quiere que vuelva a verle, este lo
hace y las cosas parecen ir ahí ahí hasta que regresa ese amigo de
Alemania, el otro futbolista, y hay una escena de celos increible.
Aunque toda esa parte de la historia fue extraña, el amigo quiere
algo, confiesa que también sentía atracción, pero este parece
haber cambiado. Fue ambiguamente poco clara la trama en este punto,
¿a quién quiere nuestro héroe, por cuál se decide? Pero de que
este estaba celoso, lo estaba, aunque por otro lado es hostigado por
su sexualidad, aún por los conocidos, ya que su madre ha contado más
de la cuenta.
Llega el final,
después de una escena loca de un trio, el amigo se va, ellos se
quedan en esa casa. Hay otra toma hermosa entre ambos, un final
juntos, yo estaba emocionado, sintiéndome bien mientras todo iba
acabando, disponiéndome a dormir bajo el influjo de ese amor, todo
lindo, sensual y perfecto... cuando la película va y se jode. En
minutos. Mejor dicho en segundos. Total y completamente. Fue un final
de mierda, y me perdonarán la palabra, pero a veces, cuando se usa
otra para señalar un punto, no se logra alcanzar el nivel que se
desea transmitir. En lo personal me pareció una mierda, y maldije a
Sonia, imaginandomela riéndose en este punto. Seguramente a otros,
mirando la cinta, les parecerá una conclusión poéticamente
realista dada la zona y las personas, o tristemente bella, o alguna
otra cursilería de esas, pero yo lo odié. Y tarde como era, a punto
de dormir, eso me arruinó completamente la velada, y el ánimo.
Hasta ese momento estuve pensando en guardarla, mirarla otra vez,
copiarla y mostrarsela a otra gente; pero con ese final de... de...
¡mierda!
Joder, no, mesura;
la película es realmente hermosa, intensa, romántica y sensual, uno
la disfruta completamente (aunque habría sido un poquito mejor si
los enamorados se hubieran mostrado un tanto más afectuosos con
nuestro héroe, quien siempre esperaba por ellos, especialmente por
el último); disfrútenla casi hasta la conclusión y evitense esos
dos minutos finales. Llamando al otro día a Sonia la descargué
mientras la bicha esa se reía. Comentandole que no entendía por qué
se continuaba con esa temática para los finales de romances
escondidos entre chicos, ella me preguntó si no noté que al
principio decían que era una historia basada en un hecho real. ¡Peor
todavía! Mi pobre triste y hermoso héroe, ¿acaso no había sufrido
bastante ya?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario