lunes, 1 de abril de 2019

ENAMORANDO

CELOS
   La honestidad tenía su encanto...

   Podía tener sus ideas sobre un hombre que de rodillas, abriendo la boca ansiosamente tomara una vaina así; creerlo indigno, que hace cosa de tíos ociosos, pero viendole la dedicación, la dedicación al tomarlo y cubrirlo con sus labios, masajeando amorosamente, chupando, agitando la lengua contra el tronco, mirándole con esa entrega de “ve lo que hago por ti y por mí”, no puede menos que admirar su entrega sincera. Así se chupaba, pensó finalmente reconciliado; tantos otros, machos y hembras, deberían aprender cómo se hace, joder.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario