Otro
juego común entre tíos...
“¡Idiotas!”,
gruñe molesto inclinándose para buscar y recoger el jabón con el
cual iba a bañarse, usando el agua de unos pipotes como hace la
cuadrilla de albañiles cada tarde. Siempre le arrojaban el jabón
para molestarle y se pasaba un buen rato buscándolo mientras los
panas reían como si aquella fuera la broma más ingeniosa y
divertida del mundo. Todos mirándole el culo. Tarda tanto que más
de uno se medio toca, inconscientemente, pensando “¡que cosa tan
'golda'!”. Pero no pasa de allí. Hasta hoy, cuando uno de ellos
alarga una mano y posa los dedos sobre la raja. Y no ocurre ninguna
tormenta. El sujeto le mira pero no le aparta. Todos observando,
tensos, esa mano que se mueve, subiendo y bajando, deslizándole los
dedos en la parte baja entre las nalgas, y los empuja hacia arriba
metiéndole algo de tela... Pronto acompañada ella de otras manos
también anhelantes, igual de rudas y ásperas.
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