NECESIDADES
Nunca
entenderá por qué los chicos de la fraternidad más popular del
campus, triunfadores atletas que pueden tener a las chicas que
quieran, le invitaban a jugar sabiéndole malo en el básquet;
especialmente cuando la condición inicial era que al que perdiera se
lo follaban. ¿No sabían que era malo? Entonces ¿por qué se medio
molestaban con él cuando le llevaban a rastras para que pagara la
pena? Eran tan pasados, piensa mientras lo llenan de vergas, lo
cabalgan una y otra vez, y se le corren dentro. Aunque no puede dejar
de notar que siempre parecen ansiosos de su llegada, las invitaciones
a visitarles eran frecuentes, y que le trataban bien en esas fiestas
de cervezas y camaradería que comenzaban los viernes por la tarde y
terminan al medio día del domingo. Agotados pero felices, y
aliviados. Tal vez si eran sus amigos, piensa mientras tres o cuatro
trancas le abofetean la cara y otra se hunde con ganas en sus
entrañas, dándole duro con las bolas.
Claro
que la verdadera pregunta sería ¿por qué iba sabiendo cómo
terminaría? Los chicos lo sabían aunque él no; era algo inocente,
todos lo notaban. Tal vez él mismo ignoraba, por no haberlo
escuchado nunca, que ese tipo de fraternidades siempre atraían a las
más, y los más, putas.
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