NECESIDADES SCREAMIANDO
Los
justicieros son un caso. Que un chico compruebe todos los
consoladores que tiene en el garaje de su casa, apretándolos,
mordiéndolos un poco, no tiene nada de raro si se sabe que los
compra al por mayor para venderlo a los chicos en el clóset dentro
del cercano campus universitario. Llegaban muchos jóvenes del medio
oeste, maricas perdidos, pero reprimidos, que necesitaban de un
amiguito que pudieran ocultar bajo su colchón. Donde no los vieran
ni Dios ni sus padres, si llegaban de visita de repente. Joder, cómo
los desprecia. Eso siempre lo decía. Ahora es atacado, ese hombre
enmascarado le cae encima y recuerda relatos de violaciones en una
mesa de un comedor y en un cuarto de baño de un cine y tiembla, se
resiste mientras chupa, de punta a base con la nariz contra esa
pelvis; grita y maldice mientras su culito es embestido y alimentado.
Si, era un chico guapo y seguro de sí, que vendía toda esa mierda a
los maricas que despreciaba... O eso creía, porque con aquel
enmascarado deja al descubierto su verdadera ser. Mientras salta
sobre el grueso falo pulsante, se siente cómodo con su recién
manifiesta naturaleza...
De esa película, esa escena de la chica atorándose en la portezuela, se prestaba a esto. Me imagino la de parodias en el porno heterosexual...
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