miércoles, 4 de septiembre de 2019

ATAQUE AL PEQUEÑO EMPRESARIADO, SCREMIADO

NECESIDADES                         SCREAMIANDO

   Los justicieros son un caso. Que un chico compruebe todos los consoladores que tiene en el garaje de su casa, apretándolos, mordiéndolos un poco, no tiene nada de raro si se sabe que los compra al por mayor para venderlo a los chicos en el clóset dentro del cercano campus universitario. Llegaban muchos jóvenes del medio oeste, maricas perdidos, pero reprimidos, que necesitaban de un amiguito que pudieran ocultar bajo su colchón. Donde no los vieran ni Dios ni sus padres, si llegaban de visita de repente. Joder, cómo los desprecia. Eso siempre lo decía. Ahora es atacado, ese hombre enmascarado le cae encima y recuerda relatos de violaciones en una mesa de un comedor y en un cuarto de baño de un cine y tiembla, se resiste mientras chupa, de punta a base con la nariz contra esa pelvis; grita y maldice mientras su culito es embestido y alimentado. Si, era un chico guapo y seguro de sí, que vendía toda esa mierda a los maricas que despreciaba... O eso creía, porque con aquel enmascarado deja al descubierto su verdadera ser. Mientras salta sobre el grueso falo pulsante, se siente cómodo con su recién manifiesta naturaleza...

   De esa película, esa escena de la chica atorándose en la portezuela, se prestaba a esto. Me imagino la de parodias en el porno heterosexual... 

COMUNICACION

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