jueves, 12 de septiembre de 2019

COMUNICACION

NECESIDADES

   La cosa debió ser irritante. El gasto en dinero, que fue alto, o la falta de comunicación de una gente que vive bajo el mismo techo, casi prácticamente de lo que él produce en la construcción. Viudo hace cinco años, con dos hijas modernas que trabajaban y estudiaban, y que llevaban sus marinovios a vivir a casa, en sus cuartos, le tenían algo apartado del sexo. Y solitario. Para llenar esos momentos compró aquel apretado culito de goma. A la difunta no le gustaba probar con posiciones nuevas. Creyéndose a solas lo usa tan sólo para descubrir que esos dos tipos no sólo estaban en casa sino que eran tremendos maricas de armario esperando la menor señal para salir... como lo fue ver su verga tiesa. Cosa que ya temía, no de notarles conductas extrañas, ¡es que sus niñas tenían cada tino para los tíos!
   Mientras los usa, dándoles duro, ordenándoles dónde chupar, dónde clavar la lengua, qué tanto caer sobre su tranca, se pregunta qué hacer ahora. No podía dejar que sus hijas se casaran, por ejemplo, con semejante par de maricones hambrientos de güevos. Claro que tampoco podía contarle a sus niñas lo que les había hecho en su cama matrimonial, donde fueron concebidas hace tiempo; no podía decirles que mientras les cepillaba los culos los había hecho reír, gemir y llorar, rogando por más, todo desatados y necesitados. Menos que... Bueno, había lamido, chupado y bebido, encontrándolo todo... nada repulsivo. Pensándolo bien había perdido a dos machos como yernos pero ganado a dos nenas bien perras... Eso valía perder un poquito de masculinidad, ¿no?

    Si callaba bien podría disfrutar, en casa, de un par de culitos ricos. 

LA HORA FELIZ

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