CUENTOS DE SUBURBIOS
-Amigo,
no te avergüences porque se te hace la boca agua viéndomelo; seguro
que sueñas con pegarle la boca, ¿no?, y chuparlo y lamerlo... Oye,
tranquilo, te sabemos marica. Bríndame dos roncitos más y podrás
succionar de él como chivito.
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