lunes, 23 de septiembre de 2019

MENOS MAL QUE NO ME PAGAN

UNA PUERTA SE CIERRA...
   ...Por esto.
 
   ...O ya estaría en problemas de tribunales por incumplimiento. Imagino que un canal de televisión que se compromete con marcas internacionales a presentar tal o cual espectáculo debe vérselas moradas a la hora de explicar lo que ocurre en Venezuela. En los últimos quince días han ocurrido nueve apagones. ¡Nueve! Y no dejan vida, y lo que sigue, que se vaya o regrese la señal del internet, es casi como una moneda que cae, de un lado u otro. El apagón del viernes fue particularmente desastroso. Como siempre, la energía eléctrica se fue como a las doce y media del mediodía (antes era divertido porque mamá se molestaba al no poder ver sus telenovela, ya no); fuera de tragar y respirar hondo, se esperaba, confiábamos más bien (ya sometidos a estas calamidades como estamos), a que volvería en unas dos o tres horas. Nada que ver. Regresó a las once de la noche. Un largo, caluroso e infernal día sin señal de teléfonos, muchas emisoras radiales caídas y sin agua (la bomba se apaga), sin ventiladores o aire acondicionado una vez bajo techo. Por suerte no tengo que agarrar el Metro ni nada de eso. Dirán, ¿pero no tienes una laptop? No, no la tengo. Ni es probable ahora. Hay que recordar que la cucaracha no se sienta, no por falta de ganas sino por falta de… trasero.
 
   Lo peor del día viernes, cuando la energía se fue en once estados, es que debía salir muy temprano el sábado y no tenía nada preparado. Me tocó toda una odisea después de que esta volvió. Al Principio ni me di cuenta, sobre mi cama, sudoroso, cuando el bombillo encendió. Creí que soñaba, o deliraba. Temo que había caído en un semi coma. Y no sé si fue algo de karma (he estado tratando mal a cierta persona), pero el día siguiente fue sencillamente infame. Me pasaron cosas que me recordaron una vieja camisa vinotinto que tenía hace una pila de años, a la cual amaba, pero de la que terminé sospechando que era pavosa. ¡Me pesaban cada cosa cada vez que la usaba! Algo así ocurrió el sábado, pero eso lo dejo para otro momento. Llegué a Caracas a la cinco de la tarde, todo maltrecho, arrugado de ropas y alma... justo para recibir el chaparrón de agua que comenzaba a caer. Según por las lluvias del Norte. Y debe ser porque el apartamento se me llenó de agua que entró por el balcón, y eso nunca pasa. O casi nunca, a menos que cambie la dirección del viento. Cuando vislumbraba mi ventana desde la calle, empapado, me encontré a una vecina todo tristísima que me contó que hacía media hora “se había ido la luz”, como le decimos a los apagones. Sentí ganas de sentarme en la acera y seguir mojándome. No me sorprendió en realidad ese detalle, nada extraño para un día, y me perdonarán la expresión, de mierda.
 
   En fin, tengo el blog abandonado. Si no hay posibilidades de subir algo me da como pereza escribir o pensar y dejarlo por escrito. Prefiero ver películas clásicas de horror que he bajado de youtube. Esperemos a ver cómo sigue todo esto. 

ANTES DE QUE SEA TARDE

2 comentarios:

  1. ¡Hola, amigo!
    Lamento saber cómo están las cosas por allá. Espero que, en un futuro, todo mejore. Cuando puedas escribir, tud escritos son bien recibidos por todos nosotros. Espero que disfrutes tus películas en YouTube. Yo también hago eso, pero con la música.

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    1. Gracias, espero que sea cierto lo de no hay mal que dure cien años, ni que llegue a tanto, jajaja; amo esas viejas películas, iba buscando las viejas de la Warner, El Monstruo de la Laguna Negra, Drácula y esas y he terminado con otras muy buenas.

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