sábado, 12 de octubre de 2019

AMAME SUAVEMENTE...

LA HIJA DE NADIE, UNA CANCION DE ROCOLA

   Dios, cuantos recuerdos...

   En una rokola como la que pienso tener un día en mi casa, y no, no es un delirio, no es otro sueño que se me quedará en el tintero, como me descarta con un gesto de exasperación un hermano cuando nos reunimos y hablamos (es lo peor de la familia, te conocen y no sienten empachos en decir lo que piensan, así nadie se los haya pedido), no sólo puede haber temas tristes, de despecho, dolor y abandono. De rabia, como La Hija de Nadie, o de pérdida y fingir que no duele y todo sigue bien como Casi te Envidio, lo típico de las rokolas, lo que da malas ideas a algunos bajo el vapor del alcohol; no, también debe haber temas de amor.

   Y este Háblame Suavemente, de Rudy Márquez (al menos esta es la versión que siempre he escuchado), es uno de amor, romántico, de espera, de añoranza, de vamos a estar juntos y la noche será mágica y maravillosa y nunca tendremos un final. Esa voz es intensa, el tema también. No importa cuánto tiempo haya pasado desde la primera vez que la escuché, de la última vez, cuando se dejan oír esos acordes me detengo, sonrío y espero. Podría decirles que la amo porque en el bachillerato, en tercer y cuarto años llegamos a una etapa extraña cuando vivíamos muy pendientes de las chicas y parecía que queríamos mostrar espuelas como gallitos, una tarde unos amigos cantaban esta canción y me les uní, a pesar de mi horrible voz, y eso sonó increíble. Las muchachas reían, nos echaban broma pero se veía que les había gustado una barbaridad. Estaban todas halagadas y emocionadas. Una hasta me dijo que cantaba bonito. Lo que me hizo sonreír. No, no lo hago. Y no son ideas mías, hay registros escolares que lo prueban, por mortificantes que puedan ser. Por cierto, fue la primera y única que canté con ellos, no porque me lo prohibieran (que pudieron, créanme), sino porque a esos carajos les encantaba la música de Miramar y de ellos si que no me sabía los temas aunque me gustaban.
   La verdad es que el recuerdo es mucho más antiguo, más viejo... y más vergonzoso. Ahora. Siempre me gustó mucho ver televisión, y todavía, así que mientras otros niños salían a jugar y a saltar, yo me quedaba frente a la pantalla, y en años muy idos, los canales de señal abierta pasaban muchas películas todo el día domingo. Una tarde vi... Dios, es bochornoso, “Historia de Amor”, con Ali McGraw... y lloré y sufrí como perro abandonado en autopista. Eso fue impresionante. Esa historia me dejó como vacío, sin fuerzas. Era recordarla y sufrir, por la chica que muere joven, por el chico que la ama y quiere despedirla a lo grande sin que ella lo sepa. Me pegó como nunca más me pasaría con otra película, en intensidad, hasta la llegada de Brokeback Mountain. Sufrí tanto por ella, tanto por él... y eso que, en retrospectiva, no eran actores muy expresivos. Si Jensen Ackles hubiera protagonizado eso, con esa capacidad de reflejar emociones, me habría muerto deshidratado. Bien, en Los Simpson la llamaron una vez la vieja maquinita de hacer lágrimas y dinero.

   Vi primero la película y su la música acorde me pareció que guardaba semejanzas con la canción cuando la escucho más tarde (en verdad era una versión de la de El Padrino, la cantada por Rudy). Pero la primera vez que escuché Háblame Suavemente, la piel se me erizó, era regresar a Historia de Amor. Y esa canción de Rudy, escuchada por un muchacho le hizo pensar que así se conquistaba a una chica, estando tras ella, cantándole eso al oído, abrazándola... ¿Cómo podría escapárseme?

   Adoro esta vieja canción, es una de mis inmortales, de amor y sentimientos gratos. Y Rudy Márquez siempre ha sido uno de mis cantantes preferidos. Un venezolano orgullo de estas tierras tropicales.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario