A DONDE FUERES...
Dicen
que el buen café se reconoce por el aroma...
Pasa. A dos hombres les toca practicar, digamos que boxeo, como dos machos, pero uno siente una sutil fragancia, un suave bouquet dulzón, picante y excitante que nubla su mente racional: El olor a perra cachonda en potencia. Y tiene que írsele encima con todo, haciéndole entender que lo único que necesita, y en verdad anhela, es sentir el poder de un hombre. ¿Acaso no se siente en la gloria mientras chupa una buena polla? ¿No notaba la diferencia cuando era mamado él, que era como jugar con un clítoris por delante cuando en verdad el trasero era lo que le latía? ¿No era una buena tranca enterrada en sus entrañas la dicha? Un hombre, sin esperarlo, puede toparse con una joven y musculosa princesa que se cree hombre, tal vez de toda la vida, en tal caso debe ayudarle a descubrirse y aceptarse.
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