Ese
sería el día, joder...
¿Por
qué lo hacían?, ¿por qué se sometían a eso?, se preguntaban los
tres amigos y vecinos que compartían el vehículo con ese tipo buena
gente que se ofrecía a llevarles, ahorrando combustible y
disminuyendo sus huellas de monóxido de carbono... Uno que usaba
esas vainitas calientes bajo la ropa. Al principio la cosa provocó
risitas, miradas burlona. Pero ya no lo comentan, ni la carrera que
pegaban cada tarde o mañana por el puesto de copiloto. Ni una
palabra entre ellos sobre lo duro que era aguantarle allí al lado,
sonriendo, hablando como si nada, usando aquello, y lanzarle una
disimulada y larga mirada luego, que les avergonzaba y endurecía
bajo los pantalones; o lo malo que eran los días cuando no hacían
el viaje. ¿Qué pasaría, se había preguntado cada uno más de una
vez, si alargaba una mano y metía el dedo en la tirita, halándola…?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario