Ya
estaba rendido a sus pies...
Cuando
un conocido del edificio, Nelson, le habló de la catira a juro del
3B, que fuera de zorra asombraba en la intimidad, y que siempre
quería, no le costó mucho dejar a su novia en la cama, abordándola,
aunque no se esperó tamaña sorpresa. Porque era grande. Larga y
dura cuando se calentaba. El shock “al verla”, le hizo reír al
fin, el “ya estoy aquí y al menos sacó una mamada” fue su
error, por decir lo menos, porque debió corresponder antes de que
ella se moviera. Esa fue su equivocación, ahora lo sabe, gimiendo,
ya que tragada a tragada, sintiéndola presionando su lengua, bajando
por su garganta siente que pierde un poquito más de su masculinidad.
Se estremece cuando con voz mórbida ella le dice que le gusta su
mirada desmayada mientras mama, esa hambre vieja, esas ganas de polla
que se le notan. Se estremece, caliente, cuando le dice que va a
convertirle en el mejor chupa vergas de la cuadra, uno mejor que su
amigo Nelson, quien tiene, eso si, uno de los más increíbles coños
entre sus nalgas...
-¿No
quieres uno, papi?, ¿uno para ti, para que lo presumas con tus
amigos y los sorprendas mañana? ¿No quieres que te haga una
traviesa concha con mi tranca?
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