domingo, 28 de abril de 2019

FIN DEL JUEGO

UNA PUERTA SE CIERRA...
   Qué momentos…
   Armándome de paciencia para la cola, y que cola, de generosidad para gastar en esas entradas (nada de chucherías), y lleno de mil deliciosas expectativas me formé con los sobrinos para entrar al cine. Al fin. Parecía que nunca llegaría, pero Los Vengadores estaban de vuelta. Tenía tiempo que no iba a una sala de cine, lo confieso, siempre veo las cintas por el monitor, pero esta deseaba disfrutarla en la gran pantalla. Dios, y qué buena fue, una gran película llena de detalles maravillosos sobre su propio universo. Todos estuvieron geniales, las actuaciones fueron hermosas si se puede usar la palabra. En la sala era corriente escuchar risas, exclamaciones de sorpresa, los “mira, mira”; los “no, no”. ¡Cuando cierto martillo es alzado por otra mano esos se quería venir abajo! Si, un gran cierre… y sin embargo no salí satisfecho. Aunque suene a anatema, no me gustó porque dolió un detalle que en mi opinión es insalvable. A partir de ese punto, aunque más miraba, y disfrutaba (qué cosa tan extraña), tan sólo una parte de mí la apreciaba en su totalidad.

   De ser esta otra Venezuela, la vería tan sólo dos o tres veces más en la gran pantalla (no son los tiempos cuando La Guerra de las Galaxias, El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi las transmitían en matiné en el cine de Guarenas, que cada sábado y domingo estaba yo allí religiosamente); es una buena película, una gran película (en serio no quiero empañarla, después de todo es una opinión puramente personal), pero ese detallito me la arruinó.

   Todos tienen que verla. Por cierto, ¿costaba mucho que apareciera el agente Coulson para el gran final? 

FELIZ DIA, MAMA


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