lunes, 20 de mayo de 2019

AUTO DESCUBRIMIENTO...

HAY DIAS ASI...
   Todavía duda, algo afligido por los cambios en su vida, especialmente con sus amigos que ahora le trataban con mano firme, exigentes, casi... casi crueles. A veces. Diciéndole en todo momento que tenía que recordar que no era un hombre, no como todos al menos; que era un puto, una perra, y que mientras más pronto lo asimilara y admitiera, dejando de sentir tontos temores o verguenzas, sería más feliz como zorra realizada. Lo duda. A veces, pero... Todo cambió tres días antes, cuando se tomaba unas cervezas con esos dos carajos en una tasca y se acercó un sujeto desconocido, que le miraba de manera intensa, mostrando una erección bajo su pantalón. Atrapándole por el cuello de la camisa le alzó, violento, sorprendiendo a todos. Diciéndole con un tono que le erizo: “La tengo dura desde que te vi, marica, tu olor a hembra me afectó. Ahora tienes que chupármela”. Lo dijo alto, frente a los otros dos, arrastrándole al baño, a pesar de resistirse, arrojándole en un privado, puerta abierta, sobre sus rodillas.
   Quiso discutir, pelear, pero cuando se la sacó, a centímetros de su rostro... No, no sabe qué pasó, tan sólo que tragó y chupó vehemente hasta terminar bebiendo esperma por primera vez en su vida y con la cara chorreada. Los amigos mirando. Todo en su vida cambiando. Ahora esos amigos querían acelerar lo que ese tipo en ese baño dijo que debía ser su camino para transformarse en el terror de las braguetas, el marica más grande de la cuadra. Y miren que se aplicaban a ello el par de amigos desgraciados. Pero, claro, en el fondo no les engañaba. Era tan feliz sobre sus pollas que hasta un ciego lo vería, en plena noche, a la distancia y a la luz de una pequeña vela… que si la tuvieran tal vez también se la metieran. 

PREDICAMENTO

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