Definitivamente
lo mejor, y sin embargo...
Si
pudiera definirse este tercer episodio en la temporada final (quedan
tres y ahora parece como mucho tiempo), sería con dos ideas
contrapuestas, porque contrapuestos son nuestros sentimientos
(¿odiamos una maravilla, amamos una basura?): una espectacular
puesta en escena, una dirección digna del cine, y una pobreza
extrema del libreto. Pero algo bárbaro.
Fuera
del detalle de la oscuridad que hacía difícil ver la acción, un
recurso para ahorrar dinero dicen unos, otros que para ayudar a
elevar esa sensación de ahogo, de peligro y temor (¡y vaya lo
lograron!), todo el primer acto fue bueno. Todos esperando,
sabiéndose acechados por la muerte. Dispuestos frente a las puertas
de Winterfell, los aguerridos dothrakis, los estoicos y letales
inmaculados, los norteños y los hombres libres, con un paneo de
rostros impresionantes, desde Podrick a Gentry, todos ahí, hombro
con hombro bajo la dirección de una mujer formidable. La llegada de
la Bruja Roja fue extraña, como la promesa de su muerte al encontrar
a Sir Davos, quien se la tiene jurada desde hace rato. Ayudó, y
mucho, y revivió en su momento a Jon, y parece que hacía las cosas
porque en realidad pensaba que era su deber, pero la muerte de
aquella niña todavía pica.
No
se puede negar que cuando enciende las armas de los dothrakis se
sentía un aire de victoria, de gesta heroica y épica, que
cabalgarían a la gloria, venciendo; esos feroces guerreros de
espadas flameantes enfrentándose a la oscuridad. Me hizo ilusionarme
recordando aquella vieja comiquita, Tristón, quien con la espada de
fuego del Olimpo podía vencer a sus terribles enemigos. Y ocurre una
escena que es todo magistral en su puesta en escena, visto desde
arriba ese gigantesco ejército de armas llameantes parte a la
batalla, con el lobo a un lado de Sir Jorah. Se veían invencibles...
y le vemos alejarse de los límites de la luz, entrando en la
oscuridad, se oyen gritos y las luces van apagándose. Fue,
realmente, algo sobrecogedor.
¿Se
desperdició a los dothrakis?, ¿la Khaleesi les había prometido la
gloria al marchar tras ella contra los hombres de trajes de hierro y
casas de piedra y ahora morían en el frío y la nieve? Puede ser,
pero el impacto visual y emotivo al espectador fue increíble, casi
valía la pena, aunque doliera. Y si, ella les prometió gloria,
conquistas y pillajes como a vikingos de la arena, pero es que no
sabían de ese enemigo peor acechando en las sombras, uno que no
quería reinar sobre los hombres sino destruirlos. Desaparece la
caballería, regresan pocos hombres y algunos caballos que se veían
asustados, en serio, no sé cómo lo hicieron. ¿Ver a Gusano Gris
mirando aquellas luces apagándose, colocándose su casco y llamando
a los inmaculados a luchar?, quedó impactante, todos sentíamos el
peso que él sabía ahora cargaba. ¿Y cuándo el miedo corre entre
las filas de los hombres y lady Brienne
llama
a mantenerse firmes? ¿Y Arya lanzando flechas? ¿Y el valor de la
guardia de las islas de hierro?, ¿la última carga de un redimido
Theon, como único hombre de pie, corriendo contra el Rey de la
Noche? Su caída fue sentida.
Me
gustó esa sensación asfixiante que lograron transmitir, como en La
Batalla de los Bastardos, mostrar que vez tras vez parecen ir siendo
derrotados (¡y lo eran!), que luchaban con valor, todos dando
bastante de sí, siendo insuficiente sin embargo. Ver caer una a una
las defensas fue intenso. Me encantó la escena donde el Perro lucha
y cae, y Arya lo salva, y eso como que le da nuevos bríos. Fue una
escena angustiosa cuando las defensas internas caen y penetran los
muertos. Fue doloroso ver la muerte de la pequeña osa, Lady Mormont,
demostrando que, efectivamente, cada guerrero de su casa valía por
diez de otras; moría, aplastada, matando a un gigante. Dios, cómo
dolió. La escena casi final cuando ya llevan rato peleando,
resistiendo contra todo pronóstico, y llega ese momento cuando el
Rey de la Noche revive nuevamente a todos los muertos dio ganas de
jadear. ¿Imaginan mayor desesperación y angustia para cansados
guerreros que ver que todo comienza de nuevo, pero con ellos
reducidos en números y agotados? Si, fue una magistral puesta en
escena por momentos.
Pero,
ya para este entonces, la historia pierde completamente el sentido.
¿No sé si han escuchado la expresión cuando en una serie o
película un protagonista se ve amenazado pero nada pasa, que alguien
dice ni que fuera Juego de Tronos, donde cualquiera puede caer? Pues,
ni Juego de Tronos es ya Juego de Tronos. Hay que olvidar la masacre
de la boda roja, la sorpresa de ver caer a Joffrey envenenado o el
efectivo ataque terrorista de Cersei contra sus enemigos religiosos y
políticos que intentaban enjuiciarla. Eso era caída y mesa limpia.
Ya no.
No
es que no mataran a nadie de importancia, porque los hubo, gente a la
que se quería y seguía, pero se salvó de manera holliwulesca a los
protagonistas principales. Se les ponía en peligro y eran salvados
en el último momento, generalmente por alguien que perdía su vida.
Una y otra vez. Ya más allá de la mitad del episodio sospechábamos
que no caería nadie de la primera línea de defensa por detrás de
los inmaculados, aunque estuvieron muchas veces rodeados, o caídos y
fuera imposible que se salvaran. A veces la toma los dejaba en la
lona y al regresar con ellos todo había pasado sin que nos mostraran
cómo. ¿Recuerdan aquella pelea larga, dura, desesperante entre lady
Brienne y el Perro?, la vimos vencer después de todo el trabajo del
mundo, de una manera realista; ese sentido de determinación no se
guardó en esta batalla. Había un peligro, serio, pero a los
protagonistas no se le mataría, eso nos quedó claro. Ni allí ni en
la cripta.
¿Arya
matando al Rey de la Noche?, me gustó como dato, un hecho, ella es
maravillosa; pero no me gustó el cómo ocurrió. Desde la primera
escena de la primera temporada era este sujeto el gran peligro, el
invierno marchando hacia la tierra de los hombres. El enemigo, el
Coco, el miedo que quiere apagar todas las luces, con poderes
intensos, especialmente revivir a los muertos... ¿y todo acaba así,
en un minuto? ¿Era ese el gran enemigo? ¿Llega frente a Bran y no
hay una discusión previa de quiénes son y qué pretenden? ¿Ni
siquiera una justificación tipo Thanos borrando la mitad de los
habitantes del universo?
Seguramente
en los libros si aparece todo esto, y no es algo chapucero como este
encuentro, ¿pero no pudieron idear algo mejor? ¿Al menos intentar
pensar en razones o justificaciones para sus existencias? Bran hizo
un viaje largo al norte, toda una experiencia de amor y dolor donde
murió mucha gente, ¿para qué lo hizo?, ¿únicamente para saber
que Jon es hijo de reyes? ¿Nada más? Les juro que cuando le escuché
una vez decir que volaría, imaginé que tomaría parte de la batalla
controlando un dragón o algo, pero nada. Toda la parte mística de
la trama quedó en nada. ¿En dos años no pudieron imaginar algo al
estilo del escritor y darle una argumentación menos lineal, simplona
y ramplona?
Y
la muerte misma del ser más peligroso del mundo, del Gran Satán, se
resuelve de manera patética, casi apresuradamente como si hubieran
visto en reloj y se dieran cuenta que el tiempo se acabó. No sé
cómo explicar lo que pienso, ¿recuerdan cuando Uma Thurman se
enfrentó en Kill Bill a Lucy Liu primero, y a Daryl Hannah después,
quien era toda una maldita, y con quien fue aún más cruel dejándola
viva pero ciega en medio de una pocilga donde amenazaba una
peligrosísima serpiente, emocionandonos, haciéndonos sudar, y que
luego va y se enfrenta al propio Bill y vemos la chafez del golpe al
pecho? Algo así siento con este enemigo destruido de aquella manera.
No esperaba la batalla de Goku contra Freezer en Namekusei, días y
días, pero caramba...
Y
Jon no hizo un carajo, como no fuera correr al final hacia Bran,
teniendo que hacer ojos ciegos a los amigos en peligro, porque allí
se daría la batalla final... y no llega. Claro, enfrenta al dragón
malvado... al que tampoco mata. De hecho lo único que hizo fue
correr hacia el Rey de la Noche, mientras veía a los muertos abrir
los ojos, y dejarse atrapar en un círculo del que tuvo que ir a
salvarle Danerys, cometiendo ella la segunda acción más tonta de la
noche. En lugar de elevarse con el dragón se queda mirándole el
trasero a Jon mientras se aleja y los muertos se le suben al animal,
derribándola. Sir Jorah viene al rescate, cuan Hollywood, sin que
nos quede claro dónde estaba (había que salvarla a toda costa, ni
que esto fuera Juego de Tronos), protagonizando una buena escena,
donde ella también lucha, pero al final cae, una vez que ella está
a salvo gracias a Arya. Su muerte fue dolorosa, como la de Theon y la
de la pequeña osa, pero en este caso queda la sensación
desagradable de que ocurre por la estupidez de otros.
Al
final, se levantan todos, o casi todos, nadie “importante” murió.
Queda la batalla final, por la corona, y la verdad es que fuera de
ver la muerte de Cersei, no espero mucho más. Ni siquiera quién se
sentará finalmente en el trono (y cuidado si no termina siendo
Sansa).
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