Espejito,
espejito en la pared, ¿a quién, todos sus amigos, quieren meterle
un dedito por el culito?
Esa
tía lo echó a perder, ahora no podía terminar ni una paja sin un
dedito metido, o dos... y siempre pensando en el joven vecino de al lado.
Joder,
¿otra vez? No tenía nada con que su hijo fuera gay y tuviera novio,
¿pero sorprenderles siempre en eso? ¡Y los cambiaba a cada rato!
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