Era cierto que cuando bebía caña...
Hace
apenas un mes no habría creído que podía terminar así, encarando
el hecho de que ya no era un macho como todos sus amigos, tíos a los
que conoce de toda la vida y con quienes comparte un equipo de
béisbol chimbo los fines de semana, y que ahora era la ansiosa perra
en la cual estos saciaban sus apetitos y vaciaban sus bolas llenas de
caliente semen. Cada vez que tienen una oportunidad de escaparse de
sus familias se reunían como ahora para llenar su boca y su vagina
(así le decían ahora a su culo), y se les notaban las ganas por
hacerlo. Un mes antes, después de un inesperado y duro triunfo,
fueron a tomar como siempre, pero más. Los juegos eran una excusa
para escapar de las esposas y beber caña, pero ese día realmente
ganaron en buena lid y estaban exaltados. Aparentemente él bebió
más de la cuenta, porque al otro dia, al despertar, todos le miraban
y le dijeron que la noche anterior les había confesado que era una
puta maricona que se fingía hombre y que ya no soportaba estar entre
machos como ellos sin que llenaran sus huecos, liberándole de su
represión sexual, esa cárcel donde languidecía como princesa
cautiva. Que se desnudó, se arrodilló en una mesita abierto de culo
y les exigió que lo ayudaran. La verdad es que no recuerda nada,
rojo de cara lo negó, pero habían fotos, imágenes donde lo
enculaban. ¿Sería? Nunca sintipo esos deseos, ni lo imaginó, pero
si lo dijo... Bien, por suerte ya le había encontrado el ritmo y el
gusto, a las vergas y a la esperma.
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