FAMA REGADA
No
se puede esperar que jóvenes machos, llenos de ganas locas en las
carnes y la sangre, con las pelotas repletas de ardiente esperma
soporten semanas de encierro por castigos, turnos o guardias, así
sean militares, policías, vigilantes de prisiones o cadetes en
academias. No es raro, en tales casos, que en esas largas noches, en
los dormitorios, catre junto a catre, lleguen los cuentos, las
proezas y hazañas, los: “Mira que dura lo tengo, ¿no es una pieza
hermosa?. Las mujeres la adoran por el placer que les da; quema y
pulsa en mi palma. Vamos, siéntela. Eso es, tócala así, más duro,
sube y baja ese puño, carajo, sin miedo que nadie se acerca”. Y
una vez tocado, tocaba también, pero buscando la mamada, y luego ese
culo apretadito que ordeñaba sabroso sobre su tranca. No eran
homosexuales tan sólo... Bien, chupar no le agradaba tanto, pero si
ponía al otro de ánimo para aflojar el culo bien se podía. Y miren
que después de un rato notó no sólo que amaba esa “vagina”, y
que la extraña cuando no estaban de guardia, sino que esta también
le busca y le necesita. Y eso ha pasado durante toda la historia de
la humanidad. Antes y ahora. Desde los 300 tipos aquellos en Esparta,
hasta los ochentas del siglo pasado. Y contando.
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