Nada
que valga la pena es una pérdida de tiempo...
Visto
hoy cómo está el país, congelado hacia el lado malo, al
desencanto, la división, los tremendismos, las declaraciones idiotas
sobre cosas que no podemos lograr (como una invasión armada porque
hace rato que todos nos dicen que no se hará; ya hasta da vergüenza,
al menos a quienes sufrimos de eso), debo confesar que no me
arrepiento ni un segundo de disentir, de molestarme, de gritar y
expresar lo que siento, la rabia por esta gigantesca estafa. De
denunciar a unos ladrones incompetentes y violentos que mientras
roban y roban a dos manos y llevándose fajos entre los dientes,
juntando fortunas colosales que ya la quisieran los árabes o los
jefes del partido comunista chino, se dedican a soltar cadenas tras
cadenas de excusas. No me arrepiento de haber votado cuando me
llamaron, siempre en contra de esos bichos, de marchar, de opinar en
la prensa, de correr más de una vez cuando los perdigones y los
gases lacrimógenos hacían las cosas imposibles a la altura del
Jardín Botánico frente a la universidad. O en la esquina de La
Candelaria, cerca de la iglesia Corazón de Jesús, donde vivo.
Y
no me cansaré de acudir cada vez que me llamen, sea a las urnas, a
una marcha, a una concentración, a gritar lo que pienso. Se puede
caminar y mascar chicle al mismo tiempo digan lo que digan los
necios. No tenemos armas para enfrentar un ejército que sólo sirve
para la represión, ni para detener a los grupos paramilitares mal
llamados colectivos, pero somos bastantes. Muchos. Podríamos con
todos pero la pelea en la basura montada por cuatro gatos que creen
que merecen el trono lo hace imposible, tanto que los gringos
reconocen que no hay con quién hablar en Venezuela, que represente a
nadie y mucho menos que sirva de presentación para tener puente con
los militares reales. Cuando todo esto pase, cuando el problema
urgente esté resuelto, cambiar de gobierno y modelo, podremos
ocuparnos también de ellos.
Espero
que en las trincheras cada quien conserve sus ganas, que piense que
lo importante es el país. Me dolería saber que, llevados por el mal
ejemplo de esa seudo dirigencia virtual, otros si dejan de resistir,
entregándose a la desesperación, la frustración y la depresión
paralizante. De luchar por culpa de esos sujetos y sujetas (para
estar acorde con estos tiempos de ignorancia grosera) que no
representan a nadie, que no convocan, que llevan años y años
hablando de que pasará esto y aquello, sin que ocurra. Como con la
famosa invasión que ya iba a venir, que estaba cerca, que había que
dejar solos a quienes llamaban a controlar cada alcaldia y
gobernacion porque eso no hacía falta.
No
hay peor batalla que la que no se da. Bajar la cabeza, arrecharse con
una seudo dirigencia en la red, que sólo sabe de calumniar e
inventar mentiras, no vale la pena. La tarea es mucho más
importante, no cejar hasta lograr que toda la basura sea sacada. Ese
buen ánimo que siempre se nos ha reconocido, ese optimismo, esas
ganas de emprender, mejorar y disfrutar de la vida que siga
imperando. A la larga de esta pesadilla también saldremos. Esperemos
que un poco más sabios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario