martes, 11 de junio de 2019

CERO ARREPENTIMIENTOS

UNA PUERTA SE CIERRA...
   Nada que valga la pena es una pérdida de tiempo...
   Visto hoy cómo está el país, congelado hacia el lado malo, al desencanto, la división, los tremendismos, las declaraciones idiotas sobre cosas que no podemos lograr (como una invasión armada porque hace rato que todos nos dicen que no se hará; ya hasta da vergüenza, al menos a quienes sufrimos de eso), debo confesar que no me arrepiento ni un segundo de disentir, de molestarme, de gritar y expresar lo que siento, la rabia por esta gigantesca estafa. De denunciar a unos ladrones incompetentes y violentos que mientras roban y roban a dos manos y llevándose fajos entre los dientes, juntando fortunas colosales que ya la quisieran los árabes o los jefes del partido comunista chino, se dedican a soltar cadenas tras cadenas de excusas. No me arrepiento de haber votado cuando me llamaron, siempre en contra de esos bichos, de marchar, de opinar en la prensa, de correr más de una vez cuando los perdigones y los gases lacrimógenos hacían las cosas imposibles a la altura del Jardín Botánico frente a la universidad. O en la esquina de La Candelaria, cerca de la iglesia Corazón de Jesús, donde vivo.
   Y no me cansaré de acudir cada vez que me llamen, sea a las urnas, a una marcha, a una concentración, a gritar lo que pienso. Se puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo digan lo que digan los necios. No tenemos armas para enfrentar un ejército que sólo sirve para la represión, ni para detener a los grupos paramilitares mal llamados colectivos, pero somos bastantes. Muchos. Podríamos con todos pero la pelea en la basura montada por cuatro gatos que creen que merecen el trono lo hace imposible, tanto que los gringos reconocen que no hay con quién hablar en Venezuela, que represente a nadie y mucho menos que sirva de presentación para tener puente con los militares reales. Cuando todo esto pase, cuando el problema urgente esté resuelto, cambiar de gobierno y modelo, podremos ocuparnos también de ellos.
   Espero que en las trincheras cada quien conserve sus ganas, que piense que lo importante es el país. Me dolería saber que, llevados por el mal ejemplo de esa seudo dirigencia virtual, otros si dejan de resistir, entregándose a la desesperación, la frustración y la depresión paralizante. De luchar por culpa de esos sujetos y sujetas (para estar acorde con estos tiempos de ignorancia grosera) que no representan a nadie, que no convocan, que llevan años y años hablando de que pasará esto y aquello, sin que ocurra. Como con la famosa invasión que ya iba a venir, que estaba cerca, que había que dejar solos a quienes llamaban a controlar cada alcaldia y gobernacion porque eso no hacía falta.
   No hay peor batalla que la que no se da. Bajar la cabeza, arrecharse con una seudo dirigencia en la red, que sólo sabe de calumniar e inventar mentiras, no vale la pena. La tarea es mucho más importante, no cejar hasta lograr que toda la basura sea sacada. Ese buen ánimo que siempre se nos ha reconocido, ese optimismo, esas ganas de emprender, mejorar y disfrutar de la vida que siga imperando. A la larga de esta pesadilla también saldremos. Esperemos que un poco más sabios.  

EL INFIERNO A LA VENEZOLANA

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