Y
recompensas...
Hace
años, cuando salía de la oficina a hacer inspecciones en los
hospitales y hablaba con pacientes, llegándome al oncológico Luis
Razetti, me tocó escuchar muchas veces esto: No, yo no fumo, no
bebo, no como tanta grasa, salgo a caminar de vez en cuando...
Mirándoles me preguntaba y cómo carrizo fue que se enfermaron,
cuando gente que es completamente diferente (y totalmente disoluta,
lo sé, muchos son amigos míos), no les pasa nada. Siempre hay
quienes responden “pero ya les pasará”, lo que no resulta
consuelo (para el virtuoso, quiero decir), para quien se enfermó
mucho antes.
Esto
me recordó un cuento que no recuerdo dónde lo leí, creo que fue en
el viejo suplemento de los viernes de El Nacional, El Camaleón,
sobre un pordiosero que se veía fatal en una esquina, cerca del
centro de la ciudad, que se acerca casi tambaleante a un sujeto con
pinta de éxito y fortuna que sale de la Catedral de Caracas, rumbo a
un carrote último modelo donde le espera un chofer guardaespalda. Y
le pide una limosna para comprar algo porque se está muriendo de
hambre. Este le mira con desconfianza y replica que seguramente
quiere gastárselo en drogas. A lo que el mendigo replica, digno
aunque maltrecho, que jamás en su vida ha consumido tales cosas. Ni
aguardientes, cuando el otro le cuestiona sobre ese fin para la
ayuda. O en callejeras. O apostando. El pordiosero, a cada
cuestionamiento respondía con tal convicción, que el hombre se
convence, y mirándole fijamente como preguntándose de dónde salía
bicho tan extraño, saca un fajo de dólares que le tiende, pero
además le invita, casi ordenado, que le acompañe para que almuerce
con su mujer y con él.
El
mendigo se ve confundido, aunque agradecido, siendo casi conducido al
carro, y le pregunta si su mujer no se irá a molestar por
presentarse sin avisar con un tipo como él, que huele a rayos y a
chivo. A lo que el sujeto responde:
-Seguro
que se arrecha, pero valdrá la pena. Quiero verle la cara cuando vea
cómo termina un sujeto que no parrandea, que no apuesta, que no toma
caña como loco ni sale con putas caras o baratas.
......
Lo
peor del cuento es que bien podría pasar. Por suerte, pero también
por actitud. Tal vez, en algunos casos, para hacer plata o triunfar
se tenga que hacer cosas en un momento dado frente a las cuales unos
se lanzarán con alegre e irreflexivas expectativas, sin ningún tipo
de frenos, y otros dudarán atormentados y paralizados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario