...Que
no entiende la razón.
A
la par que avergonzado mientras le folla en ese lugar donde ese
hijito de perra reinaba, sacándosela una y otra vez, azotándole con
ella, como chico estudioso y serio, presidente del consejo
estudiantil, era lógico que menospreciara al musculoso atleta de las
piletas, un chico flojo para sus clases pero que... joder, ¡tenía
un cuerpo! ¡Y lo lucía descaradamente en bikinis! ¿Cómo podía
resistirse? Dios, fue tan ofensivo, tan segura y altanera su sonrisa,
su “quieres verga, ¿verdad?”, esta casi saliéndosele del
bañador y... A veces se odiaba a sí mismo, reconoce mientras
chillaba y gozaba de su semipública enculada.
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