jueves, 11 de julio de 2019

RUTINA

OFICIOSO
   Eran siete minutos duros e intensos...
   Con la garganta seca mientras traga Ruffles y Doritos, el gordo mira el video como cada vez que tiene oportunidad, encerrado en el sótano de la casa de su madre, empañados los cristales de los lentes. Bebiéndose cada movimiento, cada coreografía de los tres hermosos sementales, cada toma, extrañando otras más cercanas. Le encantaba esa rutina. Y funcionaba, sentía que sus carnes perdían flacidez y se ponían duras cada vez. ¡Quién diría que el primo tendría tanto éxito con sus tontos videos! Aunque, cuando apareciera meneando el culo contra el poste ese, sacándole brillo al tubo con las nalgotas, sabía que este sería mucho mayor... Y mejor. 

AMBIENTE

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