NECESITADO DE DISCIPLINA
Es
algo... natural.
Todo carajo que tenga una herramienta de buen tamaño ha escuchado de los extraños en los vestuarios, de los conocidos, de los primos y amigos, incluso de un cuñado esta frase: “Joder, qué grande; se ve tan... tan... Oye, no soy maricón, pero casi quiero tocarla para ver si es tan... tan...”, expresado confusamente, casi de manera torturada. El poseedor de una de estas, si no sonríe rueda los ojos; si, lo ha escuchado antes. Ha notado que no pueden dejar de mirar. “Oye, estamos entre panas, si quieres tocar, toca, no voy a decir nada”, ofrece generoso, encogiéndose de hombros. Sabe que dudarán pero que la tocarán, apretando y sobando, aún más fascinados. Y que de tocar pasarán a morirse por probar, con labios y lengua, para después, atragantados con ella, preguntarse si esa vainota tiesa cabría en sus culos que, no saben por qué, de repente les late y los tienen calientes. Es... algo lógico, el encanto que generan las buenas vergas. Y hombre es hombre, conducir mientras tu amigo del alma chupa... ¿había una mejor manera de comenzar la jornada cada mañana?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario