domingo, 25 de agosto de 2019

CADA TARDE

NECESITADO DE DISCIPLINA

   Parte de la rutina...

   En la oficina, cada tarde, había un tiempo para el café. Era una regla fija. Si lo querías con leche, o querías tan sólo una buena ración de leche, debías procurártela tú mismo; así estaba establecido. Y a ninguno le gustaba tanto el café, así como la leche fresca y todavía caliente recién ordeñada, como al gerente. Era él, en persona, quien mostraba a los nuevos pasantes la importancia y el deleite de aquella práctica. Con sus: “Vamos, vamos, muchacho, con ánimo. Sé sincero, aunque nunca hayas probado esto antes, ¿verdad que no se siente mal tenerla metida en mi culo todavía apretado?”. 

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