LA IGLESIA Y SUS APUROS DOCTRINALES
Que
vaina con los portales de noticia...
Hoy domingo buscó “¿se apagó el fuego en el Amazonas?”, y se abren un millón de portales... que no lo dicen. Hablan de esto, de aquello, de focos y consecuencias. Ninguno dice si o no. Fuera de eso, es terrible lo que lleva más de 20 días ocurriendo en el mayor reservorio natural del mundo. ¡20 días ardiendo! Casi un mes. Imaginen todo lo que se hace en ese tiempo, en sus vidas diarias. Se ha quemado una superficie igual a la de Australia, una isla gigante que casi es un continente; o la mitad de México, que se ve grande (a pesar del territorio perdido al norte y al sur). Eso es lo que se ha perdido. ¿Lo más grave?, que ardió durante días sin que el mundo lo supiera, sin una respuesta contundente de los gobiernos implicados en su conservación, ni del mundo mismo. En Brasil, los brasileños que ni bolas le paran al Amazonas que todos los años se quema, lo usan para atacar a un gobierno que de verdad se portó como se portan todos ellos en general. A otro hay que responsabilizar, ¿no? Lo del Amazonas, con sus naciones soberanas (soberanamente inútiles para la tarea de cuidarlo), debe ser estudiado a nivel de la comunidad internacional, no de los gobiernos, de nosotros como habitantes de este planeta, porque no es que esa vaina se le puede quemar a los brasileños porque es de ellos; el reservorio del Amazonas, el pulmón vegetal del mundo, es un problema de todos. Por cierto, si a estas alturas de la vida alguien no lo entiende, no sabe el porqué de la alarma o la magnitud del desastre... lo mejor es no perder el tiempo con él o ella.
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