COMUNICACION
Sintiéndose
un sucio y algo pervertido, el hombre se dispone a revisar la
grabación de la cámara que instalara en el cuarto del hijo. Estaba
seguro de que el carajito, que no trabajaba ni estudiaba ahora, se la
pasaba todo el día o bien con la sirvientica nueva, o cuando menos
haciéndose pajas. Nunca esperó ver a su compadre y mejor amigo
metido allí, haciéndole todo eso. Sorprendido no pude dejar de
notar cómo el muchacho toma con su boca toda aquella gorda y larga
polla, como la aloja en lo más hondo de sus entrañas, con
experiencia, recibiendo enculada tras enculadas.
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