APURO
Se
notaba...
Diciéndole a los amigos con los que bajo a la playa que se sentía un poco indispuesto, en cuanto estos partieron a jugar en la arena se puso su tanga que demostraba que así tomaba sol (algo que los otros no sabían) y se tiende en la orilla de la poco concurrida piscina, notando a los dos carajos cuarentones, sólidos y bien constituidos que le miraban, se daban leves manotazos entre ellos y sonreían. Su cara bonita se sonroja bajo ese escrutinio y su trasero se agita más, como con vida propia, como sospechando que pronto sería atendido por firmes manos, bocas con bigotes que explorarían y gruesos toletes llenos de ganas como les pasaba a los carajos que, amigos entre sí, casados y con familias, se encontraban con semejante manjar y decidían experimentar...
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