CAMBIO
A
veces confunde...
Mientras
jadea como ido, como alcanzando por alguna angustia personal mientras
el semen de los amigos le chorrea por la cara, un desprevenido podría
pensar que se siente mal por ceder a eso, cada tarde, mancillando su
hombría. O manchándola con leche. La que no se tragaba. Lo cierto
es que todavía se encuentra en un personal nirvana de gozo, ese
donde cubre con los labios, aprieta con las mejillas, siente los
latidos sobre la lengua... El problema es que comenzó a hacerlo hace
dos semanas apenas. Mierda, ¡todo ese tiempo perdido cuando pudo
haber estado chupando vergas desde los días de la escuela!
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