miércoles, 4 de septiembre de 2019

PESAR

CAMBIO

   A veces confunde...
   Mientras jadea como ido, como alcanzando por alguna angustia personal mientras el semen de los amigos le chorrea por la cara, un desprevenido podría pensar que se siente mal por ceder a eso, cada tarde, mancillando su hombría. O manchándola con leche. La que no se tragaba. Lo cierto es que todavía se encuentra en un personal nirvana de gozo, ese donde cubre con los labios, aprieta con las mejillas, siente los latidos sobre la lengua... El problema es que comenzó a hacerlo hace dos semanas apenas. Mierda, ¡todo ese tiempo perdido cuando pudo haber estado chupando vergas desde los días de la escuela! 

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