A
veces ocurre a simple vista, notándosele en la cara...
Una
de las cosas que todo hombre disfruta, más allá de tenerla bien
metida en la boca de ese pana, conocido, compañero de trabajo,
vecino o desconocido con pinta de macho que le sorprende con el deseo
de tomarla contra todo pronóstico, es notar cómo comienza. Al
principio parecen no poder, que se rinden, pero persisten hasta que
lo logran, y así cubren y chupan con ganas. Pero es más que eso, no
es simplemente notar que ya es capaz de chapalear con sus labios
sobre la tranca, que cuando los pega del pubis ya parece una vagina
con experiencia en aquello, sino que él mismo se transforma. No hay
que decirle nada, va y viene con su propio ritmo, toca, besa y lame,
jadea con la boca muy abierta para recibir carga tras carga, ama
cuando le baña la cara, de donde la toma con sus dedos y chupa
goloso, pasándose luego el dorso de la mano y saliendo a reunirse
con otros, apestando a eso. Cualquier tipo disfruta el comprobar que
cuanto más le da de comer y beber, ese otro más busca repetir el
encuentro y el tratamiento, estableciendo una conexión secreta entre
tíos difícil de romper.
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