QALANG
“Hey,
capi, vengo por su torpedo”, sonríe el chico mientras el resto
desembarca. El hombre cuarentón de enorme bigote se ve complacido;
siempre era agradable enterrar su grueso y largo torpedo, caliente y
nervudo, en la dulce, sedosa y apretada vaina de uno de los chicos
cuyas caritas enrojecían mientra gemían emocionados...
-Amigo,
está bien que quieras un cambio sexual y que con mi verga te esté
reorganizando las entrañas, que lo que ayer era culo hoy sea una
vagina mojada, pero, joder, tu mujer está afuera y soy un invitado
de tu casa. -se queja un poco avergonzado.- No, no digo que paremos,
me gusta tanto metértela como a ti sentirte maricón, pero...
Vamos,
amigo, deja tu vergüenza, ese pudor que te paraliza; si te dice desnúdate aquí y ahora que va a follarte, entiende que te hace un
favor. Es un hombre acostumbrado a tener a otros de rodillas,
temblando y rogando por su grueso y largo encanto, y ahora quiere
clavártelo. Agradécele a la vida e intenta no ver a las otras
personas por allí pasando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario