Todos
llevándose bien...
Una realidad donde un chico puede llegarse a la campiña y tenderse desnudo a llevar sol, sin que a nadie extrañe, ofenda o moleste. Un granjero acercándose y notándole algo de apetito en los ojos, ofreciéndole un duro, grueso y pulsante bocado, esperando que lo aceptara. “Vamos, come, guapo, traga”. Uno que el otro, decente y cortés, no rechaza y la devora, de punta a base. El sol iluminándoles con una dorada aureola, la cálida brisa acariciándoles, un mundo en concordia y paz...
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