Seguro
de sí, tal vez algo impaciente, espera por el amigo con quien verá
el juego por la tele mientras este le chupa y bebe la leche...
Mierda,
lo necesitaba tanto que le dolía, fuera de latirle, quemarle y
mojársele. Por suerte siempre estaban los jóvenes y acuerpados
vigilantes...
-Tranquilo,
chico, te ayudaré a cruzar; sé que siempre es inquietante cuando se
comienza con el sexo, o como en tu caso admitir que eres un marica a
pesar de tu esposa y tu familia.
-No
güevón, no doy culo. Y aunque te hagas el ingenioso frente a tus
amigos sé cuando un tío necesita verga. Admítelo delante de ellos
y ese culito blanco te lo abro y te lo lleno.
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