El
que lo tiene...
Sonríe
pomposo en medio de la piscina, pensando en la ironía. Que la pinta
que se gastaba, sin tener que recurrir públicamente a los bikinis
(que igualmente le gustaban), y de la cual chicos y hombres no podían
apartar sus codiciosas miradas, y que les mojaba (se sabe el sueño
húmedo de noches calientes de tíos reprimidos y tímidos en una
cama solitaria), también le afectaba. Todo ese interés se la
emocionaba y levantaba, se le notaba atrapando más miradas. Tanto
que generalmente le goteaba.
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