viernes, 22 de febrero de 2019

PADRES Y MAESTROS INVOLUCRADOS

   Ningún sacrificio era poco...


   Nada como un padre que se interesaba en la educación de sus hijos, se decía mientras se escuchaban los jadeos y gruñidos de feroces sorbidas al tiempo que el tieso tolete soltaba sus jugos en aquella boca ávida al haber probado la gloria. Una boca de labios que se abrían y cerraban apretando sabroso, exprimiéndole el jugo, mientras algunas risas se escuchaban, la de quienes esperaban, en ese salón, llenar también al tragón. Eso lo pensaba el padre del chico casi reprobado, tratando de ayudarle a recuperarse, como los otros presentes, dándole un caramelote al profesor... Aunque este no hubiera pedido aquel acuerdo, siendo como bien les dijo varias veces, un tío hetero que amaba a las mujeres. Había padres así, que se imponían; gente a la que nadie frenaba, y si querían que se las chupara, ¿cómo les paraba? Y, bien, una vez probada la vaina ya no sabía tan mal, ¿verdad? Y si no recordaba mal lo que le decía una antigua novia, se dijo el educador, con la cual aún se encontraba por ahí, a veces de repente: no había sabor comparable al de la esperma caliente. Excepto, tal vez, muchos más semen. 

PORFIADO

No hay comentarios.:

Publicar un comentario