sábado, 16 de marzo de 2019

DEJANDOSE LLEVAR

   Hay juegos que...

   “Esperen, esperen, chicos, no, esperen...”, se agita rojo de cara, estremeciéndose bajo las manos de sus rientes amigos que habían comenzado dizque a darle un masaje como juego, metiéndole pronto las manos dentro del calzoncillo, tocando, recorriendo, palpando y apretando, clavando dedos en sus glúteos duros y turgentes de atleta, para terminar recorriendo su raja, todos luchando por tocarla, por toquetear su entrada. Estos ríen como si aún jugaran, pero ya no era así, duros bajos sus boxers meten dedos, rápido, rozando. Todo va perdiendo su connotación inicial, sienten, notan de alguna manera que el bonito amigo se agita de manera especial, que sus gemidos parecen diferentes, que su agujero titila y atrapa dedos... sometiéndose a la horda. Le oyen chillar cuando los dedos se hunden hasta los nudillos, agitándose adentro, especialmente cuando uno de ellos descubre su punto M, de marica, y le da y le da enloqueciéndole. “Bueno, coño, quién será el primero?”, pregunta al fin uno de ellos y nuestro héroe jadea, asustado porque su vida va a cambiar, aún dentro de la dinámica del grupo de amigos que practicaban béisbol los fines de semana... pero, coño, cómo lo deseaba. Uno de ellos ríe como adivinándole. “Ya no eres el jardinero central, ahora serás la madrina del equipo… mami”. 

EN EL HENO

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