miércoles, 27 de marzo de 2019

INOCENTE

CELOS
   No se lo podía creer...

   No, no se lo explica. Que le sorprendiera el que se le pusiera así cuando una lengua lo tocaba, lamiendo, y unos labios chupando ansiosos, o que pensara que era normal que jugaran “a ver quién tiene las bolas más negra entre los dos y quien pierda traga”, bueno, vaya y pase si es muy joven e ingenuo. Donde le parece que ese chico se extralimita en lo caído de la mata, por muy recién llegado que estuviera en la fábrica, era al imaginar que era la primera vez que lo hacía, que la suya era la primera que cubría de punta a pelos, cuando ya le tenía babeando con un par de chupadas. Mirándole con morbo se pregunta cuándo haría la asociación de ideas sobre lo que le dijo que le encantaba su chocolate bien negro y caliente con aquello que hacía en esos momentos. 

ENAMORANDO

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