martes, 12 de marzo de 2019

PARADIGMAS

BAJO MANO EXPERTA

   Ha luchado toda su vida contra el estigma de que por ser bueno peinando mujeres, era raro. Era un macho, joder. Y aunque ya antes había enfrentado el velado coqueteo de tíos que creían podían sacarle una chupada rápida, no estaba preparado para esto. Este tipo se pasaba... Tan bello y descarado, ¡y tan bien dotado! Esa oferta abierta a probar, aún con su mujer allí, le afectaba casi tanto como la vista de la tranca. Y esas miradas y sonrisas torcida de “vamos, no te resistas, sabes que quieres tocarla, saborearla, montarla”. ¿Qué podía hacer? No era raro, no lo creía aunque todos los supusieran, pero sobre ella, clavándosela a fondo, el mundo de sus prejuicios e ideas preconcebidas pareció estallar. Por otro lado, ¿a quién coño debía darle explicaciones sobre su vida y conducta?, si no lo hacía ese tipo a quien su mujer pillara y no la siguiera para aclararle nada, ¿por qué debía hacerlo él? Casi echado sobre su silla, teniendo el agujero bien trabajado, se recrimina el no haberlo probado antes. Lo que viene a ser una constante de la vida, rechazar algo por ignorar cuánto le iba a gustar. En este caso cuando entraba y salía, refregándole y dándole justo, una y otra vez, sobre el inflamado punto M de marica.  

¿TAN SOLO AGUARDIENTE, CHICOS Y OCIO?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario