sábado, 16 de marzo de 2019

VACUNA

CELOS
   Muchos lo sabían...

   Durante años, y luego siglos desde que todo ocurriera, todo el mundo se preguntaba de dónde le venía a la banda de forajidos en Sherwood, la gente de Robin, aquello de la banda alegre: fácil, de un jefe que generosamente repartía lo que tenía mientras les hacía trabajar. Y, por todas las referencias, el dadivoso hombre lo tenía como gustaba, o eso parecía por la manera hambrienta y ávida con la que lo cubrían y tragaban en cualquier rincón del bosque. Pero no eran los únicos, vencidos guardias del sheriff, que no luchaban mucho a decir verdad, pronto terminaban de rodillas pidiendo clemencia... y tranca. Cada semana. Por no hablar de los viajeros que habiendo escuchado el cuento, y cuando los bandidos se ponían insolentes con ancianos y mujeres, algúno de ellos se ofrecía a recibir él el “castigo”, y se daban su tiempo en conseguirlo. “Eso es, mi buen señor, atrápelo todo, sosténgalo así, contra su garganta y pronto tendrá lo que vino a buscar”, les sonreía el atrevido bandido, mientras inocentes y confundidas damas se preguntaban, escuchando, qué hacía su marido con ese pillo tras esos mogotes. 

INOCENTE

No hay comentarios.:

Publicar un comentario