martes, 23 de abril de 2019

A TINITO LE GOTEA… 2

...LE GOTEA

   Tan sólo un chico ocupándose de lo suyo...
...

   Tinito se siente abrumado por las palabras sugerentes, también por su mirada y presencia algo ruda, directa, confiada e insolente. Acariciándose un tanto el cuello para disimular, enrojece. El tipo sonríe más, notándolo.

   -Si, es la llave del lavamanos. No deja de gotear y hace un ruido infernal. -gira sus manos, apartándose y dejándole entrar, estremeciéndose, aunque cree que lo disimula, cuando percibe el fuerte olor del hombre. No a sucio, ni nada desagradable. Tan sólo fuerte.- No me deja concentrar en nada. Ni reposar.

   -Qué mal. -comenta medio burlón, como si escuchara una de las quejas constantes de su mujer, a las que en verdad no le para bolas. Recorre el bonito lugar con la vista, lo había llenado de cosas buenas.- Si quieres seguir viéndote tan lindo debes descansar. -suelta como si tal, burlándose, disfrutando de verle parpadear y contener una sonrisa halagada.

   -Qué cosas dice. Es por aquí. -señala con una mano y luego rueda los ojos.- Pero supongo que conoce este estudio mejor que yo, ¿no?

   -Ni tanto. Lleva tiempo desocupado. -le corrige, indicándole con una mano el que vaya adelante.

   -Ah. -no se le ocurre decir más mientras cruza la estancia rumbo al cuarto de baño, consciente de... se vuelve. El carajo le tenía la vista clavada en el culo. Eso le ahoga un poquito. Sonríe pero nervioso.

   Bonito culo, pensaba Greg, casi burlándose de sí mismo. No se sorprende mucho cuando entra en el perfumado cuarto de baño, muy bien iluminado, con alfombras y felpudos sobre la tapa del inodoro, y de cortina de baño de flamencos emprendiendo el vuelo. Y la mirada se queda atrapada allí, aunque la lleve gotea frente a él. El joven lo nota y enrojece otra vez, mucha gente no entendía su gusto estético.

   -Me gustan las aves. Y mientras cambio la cortina por una puerta de cristal... -se siente obligado a explicar.

   -No, no es eso lo que llamó mi atención. -le interrumpe con una sonrisa socarrona, muy cerca uno del otro a ambos lados del lavamanos.- Es esto... -se aparta y toma algo que cuelga, como secándose, del tubo que sostiene la cortina.

   -¡Ay, qué pena! -jadea Tinito rojo tomate, llevándose unos dedos a los labios.

   -Hey, tranquilo... -replica Greg, con voz más baja, mirada brillante de malicia, extendiendo entre los dedos de sus dos manos una pequeña tanga color rosa, tipo hilo dental, quedando la parte trasera más cerca de su rostro, tirita que mira con fascinación.- Mi mujer también cuelga del baño sus pantaletas... aunque no son tan bonitas ni sensuales como esta.

   -¡No es una pantaleta! -gime más rojo, medio riendo, como que si solamente esa parte de todo el asunto hubiera llamado su atención. El otro ríe, mirándola, luego a él.

   -¿En serio? ¿Vas a un gimnasio llevando una de estas y alegando que es un calzoncillo? -le reta, no entendiendo él mismo su interés en el tema, o por qué sigue tocando la telita húmeda pero extrañamente tibia.

   -Bueno… no... -enrojece todavía más, rodando los ojos como si escuchara una tontería.- Sabe cómo es la gente.

   Claro, chico, claro, piensa el hombre, luchando contra las ganas de... Bien, ¿por qué no? Jugaba, ¿no es así?, con el chico. Atrapa la telita en una mano y la lleva a su rostro, olfateándola ruidosamente.

   -Huele a flores. Buen jabón. -le explica como si tal cosa, dejándole con la boca muy abierta, volviéndose a tender la prenda otra vez, preguntándose si no se le habría pasado la mano.- Bien, déjame encargarme de esto. -intenta escapar de ese clima de... ¿tensión sexual? ¿Pero qué coño...?

   Como si a nadie en el mundo se le hubiera ocurrido antes, abre y cierra la llave, apretándola. No funciona. Se agacha y mira bajo el lavamanos, cerrando la llave de paso. El goteo para.

   -Veamos... -gruñe, inclinando, abriendo su maletín, notando que la tanga cae del tubo un poco más allá.- Lo siento.

   -No hay problema. -el chico sonríe y pasa a su lado, tocándole un hombro como de pasada. Seguramente así fue, se dice el carajo, pero...

   Le ve detenerse frente a la cortina e inclinarse a tomar la tanga. Ese culote se alza bajo la tela, tragando un poco y... mierda, seguro que no llevaba...

   Todavía inclinado como está al lado de su maleta de trabajo alarga una mano, sin querer pensarlo mucho, y atrapa el borde de la pantaloneta, halándola, descubriendo aquellas nalgas redondas sin llegar a las bolas; eran glúteos lisos y lampiños, donde una raja rojiza y un culito cerrado parecían...

   El chico, parpadeando sorprendido, le mira sobre un hombro... sin ninguna otra reacción, como gritar, apartarle, enderezarse o...

   No piensa, caliente, se endereza, se mete un dedo en la boca y lo apoya del culito que tiembla bajo su tacto, y lo empuja, metiéndoselo lentamente, pero con firmeza, jadeando con la boca abierta mientras lo hace.

   -Ahhh... -el chico gime, con los cachetes rojo candela, la frente algo fruncida.- ¿Pero qué haces? ¡Ohhh! -se le escapa cuando ese dedo sale, doblándose hacia abajo, y vuelve a penetrarle.

   -¿No te gusta? -le pregunta ronco, de pie a su lado, mirándole la carita torturada sexualmente.

   -Pero, señor Greg... ¡Hummm! -ese dedo va y viene mientras otra manota, callosa, ruda, le palmea suavemente de una a otra nalga.

   Más parecen caricias, pero la intención, las palmadas en sí, el sonido, le ponen el güevo a punto de melcocha al hombre, mientras al chico el culito le pulsa salvajemente sobre su dedo.

   -Si, te gusta. -Greg sonríe.- Joder, y por lo que siento aquí... -retira el dedo girándolo, regresándolo acompañado de otro, índice y medio, verticalizados, uno al lado del otro, y fascinado nota cómo luchan por entrar, como le empujan los rasurados labios anales, y como estos, falange a falange, desaparecen en ese horno que el chico tiene por culo.- ...Me parece que no eres una dulce virgen, bebé. -se pone ocioso, juguetón.- Creo que eres un niño travieso que ha usado mucho el truco de dejar ver sus pantaletas. -dice, quemándose él mismo de ganas, con la garganta seca, la tranca latiéndole bajo la braga mientras saca y mete los dedos de ese culo.

   -Hummm, no, no estaba intentando... -el chico se defiende, abriendo mucho la boca cuando esos dedos se empujan en su interior, golpeándole la pepa... alzando uno de sus pies, desnudos, sobre el murito de la ducha, abriéndose más.

   -Joder, ¡qué puto eres! -el hombre ríe al ver eso, comenzando un saca y mete impresionante en ese culito, clavándole los dedos hasta el puño y empujando más, viéndole estremecerse y enrojecer, oyéndole chillar de placer, arqueando la espalda.- Puto, puto... -le dice retirándolos, refregándole con las puntas mientras lo hace, maravillado viendo los labios de ese culo adherido a sus falanges. Y le nalguea más fuerte, el chico chilla, la tersa y joven piel enrojece, los dedos se marcan, y eso le hace perder la razón.

   ¡Tiene que cogerlo!

CONTINÚA … 3

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