El
mercado de las limonadas era la muerte...
Aunque
al principio a nadie le gustó que el chico montara su puesto de
limonadas en la calle, ya que abarataba las propiedades, los hombres
(a las mujeres les sabía desabrida), encontraron que ese brebaje era
adictivo y delicioso. Extrañamente cuando más agitado el chico
parecía. Ignoraban que a este le atacaba el hermano de un niño a
quien le robó la idea. Y este, para vengarse, le hacía pasar por
todo aquello para que se descubriera. Le metía el dedo al gruñido
bajito de “eres una perra sucia y cachonda, pronto te correrán de
aquí por puta”, todo eso mientras se lo trabajaba a profundidad y
con esmero, ya con varios dedos. “Vamos, grítalo para que te
escuchen los vecinos, que tan sólo vendes limonadas buscando que te
den enculadas”, alzaba el tono al tiempo que incrementaba sus
descarados ataques de macho hétero, con lamidas y penetradas. Lo
curioso, y que el sujeto no comprendía pero el chico si había
notado, es que mientras más le hacía sentirse así, todo
desbaratado de ganas por gritar pidiendo güevo por ejemplo, la
limonada parecía saberles mejor a los otros machos, que llegaban
como atraídos por un olor primordial que les excitaba el paladar...
y los palos.
Otro
video de MEN.com, esa gente va a demandarme. ¡Y es tan bueno! Tan
fetichistamente fantasioso. Y, como si algo faltara, cuenta con esa
estrella del porno, el muy expresivo y travieso señor Johnny Rapid,
quien siempre parece que quiere.
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