sábado, 20 de abril de 2019

¿MAS VIEJO PERO NO MAS SABIO?

UNA PUERTA SE CIERRA...
   ¿No era la maldición en Las Siete Caras del Doctor Lao?

   No lo entiendo. Cuando era muchacho era alegremente pesimista, divertidamente negativo. Todos reían con mis palabras de desaliento. De hecho, en el liceo, me llamaban profeta del desastre. Si planeaba un viaje para la playa con familiares primeros, amistades después, estaba seguro de que el carro amanecería malo o cayendo un palo de agua. Era tan extraño comprobar que todo salía bien. Si tenía que cobrar un cheque, cuando eso estaba de moda, iba con cara de sufrimiento sabiendo que encontraría a media Caracas ante la misma taquilla del atestado banco, o que fallaría el sistema o que no habría efectivo. Fijo. Ahora, con más años, que debería ser más listo, me sorprendo esperando que las cosas sean distintas, que algo cambie. ¡Qué mejoren, ¿no es insólito?! Después de unas navidades horribles, de unos carnavales de porquería esperaba, contra toda lógica, que la Semana Santa fuera mejor. ¿Por qué, en nombre de Dios, esperaba algo así? Si alguna vez hubo un viacruci fuera de Tierra Santa es aquí. Bueno, no tanto, otras naciones han pasado cosas peores, por desastres naturales o guerras de variadas raleas, aquí es por simple y llana estupidez. Y si, la estupidez es peligrosísima, porque se pega como un mal olor de axilas y, como este muchas veces no quiere salir con nada; desea quedarse y atormentarte. Y mejor lo dejo así. Qué raro, llevamos dos días sin que se vaya la luz. 

FIN DEL JUEGO

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