-Oh,
vamos, señores, podrán ser gente muy seria, pilares de la
comunidad, tíos exitosos y de familia... pero todos sabemos a lo que
vienen a este sótano. Exponiéndose a atracos y maledicencias. El
capitán Vergatti, para ayudarles, designó a varios de nosotros por
aquí para proteger y especialmente servir. Quiero sentir cada nariz
en este pubis. Vamos, acérquense y sirvanse que está como les
gusta, bien caliente.
-Si,
estoy practicando para el triatlón. Así que ¿te gustan los
deportes? ¿No serán los atletas, muchacho? Déjame adivinar:
también te gusta ponerte un bañador y montarte sobre el asiento de
la bicicleta de tu hermano mayor. Seguro que te emociona. ¿Te
explico por qué? ¿Qué es lo que exactamente se te activa? Dime,
¿andas solito? ¿Quieres que te enseñe más?
Para
tenerles frenéticos y agresivamente frustrados, el entrenador
disolvía media viagra en el agua antes de cada partido. Y vaya que
era dura toda esa agresividad desatada, todas esas ganas de derribar
a los rivale y caerles encima, con el deseo de dominarles, de
abrirles las bocas y llenárselas, de bajar sus pantalones y...
Mierda, a veces no había tiempo ni de llegar a casa. Por suerte al
entrenador no le molesta que dejen el mueble chorreado y empegostado
en su oficina, lo limpiaba cada vez, con la lengua, algo que todavía
no sabían.
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