PIERWSZY
-Oh,
vamos, dejen la paja de poner caras de sorpresas y agravio, saben lo
que quiero. Vivo oliéndoles los suspensorios y por eso me los dejan
por ahí todos regados y hasta chorreados. Vengan y sírvanse o me
voy con los chicos del equipo contrario. Rápido que estoy
caliente...
Mira
a su coach y niega sutilmente con la cabeza. No, no va a soltarlo.
Tener a ese marica así, su gran rival en el circuito escolar,
sometido, se sentía muy rico. Lo hará temblar con su fuerza y
virilidad, mojándole con su sudor, luego lo tomará en los
vestuarios y seguro que el puto lo gozará, si se guía por lo que se
le dibujaba bajo el uniforme, ya medio duro.
Quienes
llegaban y encontraban al joven y musculoso instructor se quedaban de
piedra. Era la imagen perfecta que deseaban los machos dominantes,
hombres cuarentones de empresa, milicias y hasta de la construcción
y la policía. Sabiendo el efecto que causaba en el turno nocturno,
el local le quería así, un bello marica exhibiéndose en su
arrogante sensualidad. Y vaya que atraía clientes para el nuevo y
algo caro servicio de masajes discretos con aparatos… Unos que al
chico enloquecían al usarlos...
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