Quince
años y se hacen pocos...
Se
crea o no, Supernatural, la serie de televisión de los hermanos
Winchester recorriendo Estados Unidos luchando contra lo macabro, ha
sido renovada para su quinceava temporada. ¡La número 15! Sin
importar cuanto lloriqueen quienes aseguran que debió terminarse en
tal o cual temporada. Sigue y no porque use magia para mantenerse…
aunque, es Supernatural, bien podría ser ¿no? Cuando lo leí en la
prensa me reí una barbaridad. De los críticos de marras (si, los
trato feo porque quieren que se cancele mi serie favorita, los muy
róñicos), y porque, por un año más, podemos respirar tranquilos.
Cada
vez que el programa llega a su episodio quince o veinte de la
temporada (y eso ocurre desde la quinta, hay que ver en la de nervios
que hemos vivido), comienza la incertidumbre, ¿la renovarán?, ¿la
cancelarán?, ¿será la última vez que veamos algo nuevo de Sam,
Dean, Castiel y el Impala? Caramba, ya son catorce años, por la
medida chiquita, de esos dos o tres personajes que siguen en la
pelea. Buenos programas han terminado en menos tiempo (aunque otro
siguen, como Doctor Who, aunque esos usan otro formato, uno muy
ingenioso que viene desde el principio, el cambio del personaje).
Este va a continuar, y las razones que esgrime la cadena son las
mismas que anunciaron el año antepasado, cuando supimos que llegaba
la catorce: la serie es longeva, si, pero mientras continúe con su
base de audiencia, que es tan buena como la cantidad y calidad de sus
fans, el programa seguirá hasta que Jensen Ackles y Jared Padalecki
quieran. Lo mismo que se dice de NCIS, con Mark Harmon. Y eso que a
Gibbs ahora si que se le nota la edad, a diferencia de Jensen, a
quien los años sólo parecen mejorarle (¡es tan injusto!).
El
Canal Warner (CW, ahora, aunque eso suene como a sanitario), alega
que la vida de los Winchester aún da para más, considerándola una
de sus series estrella... a pesar de que la tratan a las patadas. Al
menos en Venezuela es una porquería lo que hacen, la trasmiten el
domingo (bien, el lunes en la madrugada), después de la una y media.
Después de las aventuras del joven Sheldon Cooper y ese programa no
me gusta para nada. Y sin repetirla entre semanas. !Como para que
nadie la vea! Bien, al menos la mantienen. Soy uno de sus fieles, de
ese grupo que muchos han catalogado de dementes por todo ese universo
paralelo creado alrededor de la serie, especialmente con el llamado
fandom, que es notorio en todo programa aunque en este se lleva todas
las medallas. Aún hoy, muchos años después, siguen escribiéndose
relatos sentimentales o eróticos sobre Sam y Dean (Wincests), Dean y
Castiel (Destiel) o Jared y Jensen (Padackles) en la ficción.
Soy
de quienes ha disfrutado y rabiado viéndola desde el inicio, cuando
parecían dos muchachitos y se embarcan para enfrentar a la mujer de
blanco en la carretera, una leyenda urbana presente en todas las
naciones; soy de los que se quedó con la boca abierta a finales de
la temporada trece cuando nuestros heroes regresan de un mundo
paralelo (muy parecido al presentado en la serie Angel, en su
tiempo), desdiciendo todo lo ocurrido hasta ese entonces en el
programa en dolorosas escenas que casi nos lastimaron (volvía todo
el mundo); de esta temporada catorce lo más comentado era el regreso
de un personaje mil veces esperado, y a quien nunca he apreciado
mucho, John Winchester (justo cuando Mary estaba con Bobby, a quien
siempre he visto como más papá de los hermanos que John).
Cuando
me reuno con la familia y tomamos algo, y reímos hablando de
televisión, no comprenden mi fascinación con la serie (fuera de
preguntar ¿y todavía dan esa vaina?), no entienden de qué hablo
cuando les cuesto de Dean Winchester, mi personaje de televisión
preferido, que venció y mató a una de las señoras del Infierno,
Abaddon, a Hitler, revivido por nigromantes nazis, a Caín y al
mismísimo Lucifer (qué capítulo, yo estaba físicamente agotado).
Que fue el único que encaró, y le gustó, a Amara, la hermana
poderosa y malgeniada de Dios. Sólo ante él, ella que asustaba a
Chuck (Dios), bajaba el tono. ¿Y quién podría culparla? Esperaba
yo mucho más de esos dos, ¿por qué no una escena de besos y cama?
Pero arrugaron, los guionistas, mataron al tigre nombrando a la
familia divina, y después le agarraron miedo al cuero.
Ha
sido toda una grata experiencia ver este video sobre las intros según
las temporadas, recordando con especial afecto la de los ángeles en
la cuarta temporada, las alas negras, cuando a la vida de Dean llega
su ángel de la guarda, Castiel (qué momentos); ¿cómo olvidar la
llegada de Lucifer, o el aceite negro de los leviatanes? ¡Y esas
entradas especiales! El dueño del video hizo dos presentaciones
entradas al programa que habrían quedado geniales. Si, Supernatural
bien podría ser un programa de horror en lugar de ser de aventuras,
fantasías y drama; en algunos episodios, por segundos, realmente
logran aterrar pero a los dos minutos volvemos a los protagonistas y
con ellos acaba el miedo. De las intros especiales para ciertos
programas, me gustaron todas, aún la de los cazafantasmas,
personajes que nunca fueron de mis favoritos. No les mentiré,
esperaba que alguno muriera. Al menos uno. Amé la entrada en blanco
y negro de la cuarta temporada, el especial sobre monstruos del cine,
con esa música ominosa y el letrero de Bienvenidos a Pensilvania,
por Transilvania, en honor de los viejos clásicos de horror de la
Warner Bross. Uno de los pocos ligeros de una temporada dura que se
iba al Infierno, literalmente, mientras los hermanos se enfrentaban.
Odié,
todo lo que se puede odiar, aquella donde actuaban como idiota al
enfrentar al truquero, antes de que este se manifestara como
realmente era, cuando los hermanos llevaban una vida de programa de
televisión. Lo cierto es que me gusta lo chusco de algunos momentos,
pero no tanto cuando los llevan al ridículo abiertamente. Y lo de la
bicicleta para dos era francamente irritante. ¿Y el homenaje a los
Expedientes Secretos X y el rapto de Dean? ¿Y la música y entrada
del Gran Chaparral cuando viajan al lejano oeste y Dean tiene su
duelo con el Fenix? ¿Y la boda de Sammy con su fan número uno? ¿Y
el especial de los doscientos capítulos? Esos temas musicales
pegaron duro.
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