jueves, 16 de mayo de 2019

LA VIEJA RECETA

HAY DIAS ASI...
   Paso a paso, como quien prepara una tortilla (rompiendo huevos de paso), de la sociedad son extraídos los problemáticos, aquellos que rugen que el estado toma demasiado poder y control sobre la población. Los librepensadores. Se busca encerrarles y aislarles para... romperles los huevos. A través de la intimidación, del miedo, de la degradación y la humillación; darles y darles hasta que respondan, sintiéndose mal por hacerlo, por esperarlo. Por disfrutarlo. Nuestro héroe sabe que todo estaba siendo grabado y archivado para luego ser exhibido si no desistía, si continuaba resistiéndose a ser parte del engranaje. Que eso sería visto por su esposa e hijos, por sus familiares, colegas y amigos. Le mostrarían gritando que “era un hombre arrecho, carajo”, para pasar a enseñarle agitándose, gimiendo, sintiéndose vivo y estimulado con el uso y abuso, experimentando, por ejemplo, el chocar de las bolas chinas en su interior, la presión en los labios de su agujero a la entrada y la salida, lo estimulante de la penetración, mientras le alimentaban noche y día con esperma caliente. No, no era extraño que terminara en una jaula, quién sabe por cuánto tiempo... ¿y aquello que ve allí, no era acaso una diminuta jaula de castidad? Y qué decir de su propia voz. Sabe que le filman cuando le preguntan: “¿te gusta esto, maricón?, ¿era lo que te hacía falta para que dejaras de hablar tantas pendejadas?”. A lo que respondía, como no: “si, si, dame más, por favor...”.

   Me gustan los clásicos, como esta otra escena de la película El Secuestro. Es tan visceral, llama tanto a lo incorrecto que es sensual. 

AUTO DESCUBRIMIENTO...

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